Señor de la nada

Señor de la nada

Y ahí fue, vacio, callado,
con las manos despejadas,
sin boleto ni equipaje,
ausente de pasos y destino,
con los bolsillos rotos,
con sueños desprendidos,
su piel, firmamento de heridas,
un corazón desposeído,
siempre obligado a andar,
sin conocer ningún camino,
triste, abrumado, acabado,
con los pies descalzos,
con el alma desnuda,
silente, sin vida, sin paz,
con los ojos vendados,
entregado a la locura.
He ahí quien un día amó,
y amó tanto que eclipsó la Luna,
a la que sonrojaba con su encanto,
aquel que compartió tanto,
siendo ahora señor de la nada,
convertido en una sombra,
a la cual la gente ignora,
caminante empobrecido,
tan valiente y tan cobarde,
poseedor de tesoros intangibles,
dueño de nada, esclavo de su todo,
descubridor de sentidas ironías,
dibujante de pensamientos errantes,
naufrago de una banal sociedad,
amante de amores de cartón,
viviendo su capítulo final.

 

Hermosos versos. Dejan un triste sabor, pero son hermosos y hablan de un corazón grande acongojado. Me ha encantado leerte. Bienvenido.

 

Gracias Luz, encantado de que te gusten, me complace realmente. Saludos.