Señor Vejez (romance)

Señora Vejez

-¡No invada mi derrotero

geronte de pulcra maña,

que de grietas me rodea

y ante el novio me descalza!

La pericia que me funda

usted mañana la balda,

y si el saber me barniza

en disolvente usted cala.



―Bien me ocupo de mi cargo,

es ley de vida mi dama,

hoy sin blanca y más un lustro

le suplico admita marca,

el mapa de su existencia

pocas señas lleva vanas,

unas cuantas dicen llanto

y otras pocas solo callan.



―Las que callan bien sabidas

son por mi cruda desgracia,

me marcaron las pezuñas

de mi madre ya sin alma,

y mi precursor verdugo

hizo sangre de mi entraña,

truncó mi arrojo de niña

succionando mi sustancia.



―Disculpe por ser tan cruda,

con su historia profanada,

tanto buenos como malos

de mi justicia no escapan,

el destino es egoísta

y a ninguno le regala

lo que en dolor el injusto,

del inocente reclama.



―Avaro en filosofía

mi latir ya se delata,

la muerte siendo mi huelga,

a pedrada fue sembrada,

¿y hoy que el cielo me sonríe,

y la entrega me dispara,

usted sella cuatro surcos

en mi anverso sin prestancia?


― ¿Soy por ello mala amiga,

aunque semeje desgracia,

recoja calma y silencio

y al impulso haga distancia?

El hombre juzga que joven

solo puede disfrutarla

a la savia que en su curso

es por Cloto dominada.



―En mi juicio de ignorante,

(herejía menos mansa),

hube asociado contento

a la existencia temprana,

negando que los abriles,

la experiencia propia ganan,

y lo que ayer fue holocausto,

hoy es solo cosa vana.


11/18


Reservados todos los derechos de autor.

 

Excelente dedicatoria a la vejez en un más que notable romance.
Saludos.

 

Me alegro que te haya gustado, gracias por el halago. Chausito.

 

Bueno, no siempre podemos disfrutar de tan buenas obras.
Felicidades.