Señor

Que palido rostro en su tes se refleja,
el cruel sacrificio que en sangre entrego,
lavado se encuentra por siempre en su queja,
el error tan profundo del pueblo que amo.
Largo es el trecho de aquel que se entrega,
y recibe en su centro el aló de su ardor.
Fiel maestro que todo en tu fe te conceda,
es el padre que hoy te reclama tu fe.
Hay mundo que hoy deja surcos en la arena,
buscando sembrar a quien le quizo tentar.
Gente misma que entrega en retablo aquel lema;
perdona se linterna y parte tu el pan.
Paloma has que entiendan lo lejos que queda,
su centro y el centro del mundo hasta hoy,
permite que pronto tu aliento que quema,
incendie en su adentro esas ganas de ser.
Ser aquel que vela y que por siempre espera,
decir desde adentro ahora si, ¡el soy yo!,
gritar lo que deja su palabra añeja,
que siempre en el siempre camino ha de ser.
Si nace que no muera en su andar tu estela,
baja ya tu mirada a este mundo en que estoy.
Hay ser gentil que tu sombra les llevas,
aunque aumenten tu pena;
mi señor se refugio... ¡ Perdonanos hoy!


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Bellísima composición, dulce poema al Señor que todo nos entregó. Me ha encantado leerlo y compartir tu sentir, palabras que me emocionan grandemente. Un gusto pasear por tus letras. Recibe mi cariño.

 

Felizmente agradecido de tenerla en mi rincon amiga, que gusto saber que le ha gustado siempre agradecido por el apoyo, le reitero el cariño.
Feliz dia.

 

Hace algún tiempo mi confianza reposa en el, me enseño el azul que esconde el gris.
Un gran honor su visita amigo Maramin.
Saludos.