Sepukko

Heridas sangrantes y dolientes,
Con sabor salado que queda en mi boca,
Sabiendo pues que mi final se acerca,
Con las costillas desgajadas y sed tremenda,
El ajuste de cuentas salió mal...
Y heme aquí tirado a la orilla del puerto...

Vomito mi última cena...
Yakimeshi con pescado... ¡ahh!
A lo lejos se escuchan las sirenas,
Mas se que tarde llegarán,
El incendio se propaga...

¿Acaso deberé gastar la última bala en mí?
Robándome el último acto digno,
Muriendo como un hombre y no como cobarde...
Innoble pensamiento de un Yakuza

Un Yakuza nunca llora...
Un Yakuza controla el universo,
Pero no puedo evitar dejar escapar una lágrima,

Mi espíritu de samurai ha muerto...
El dragón que orgulloso portaba no es más que una mancha...
Y el dolor más grande fue haber perdido a mi padre,
En infame emboscada...

Las esquirlas en mis ojos arden,
Y el calor se hace cada vez más insoportable,
¿Cuantas vidas quité por la gloria de mi familia?
Portando el Sable del tigre... con frialdad absoluta...
Y ahora estoy aquí arrastrándome patéticamente...
¡Otra explosión! mi final se acerca...

El sepukko será mi último acto noble...
Así acabaré de una vez...
Que mis venerados antepasados me reciban...
¡Por el honor de los Yakuza!
¡Por el honor del Samurai!

Que mi vida sea recordada.
No como el asesino despiadado,
Si no del que caminó con rectitud,
Mis movimientos son torpes,
Y no habrá quien me asista...

Las paredes se colapsan,
Y veo la luna entre las llamas,
¿Me pondré a filosofar en un momento así?
Recordando aquella historia,
Del hombre ante le abismo,
Condenado a saltar...
Con una fresa en mano y al saltar,
En el sabor se concentró...

Queda decidido mi destino...
La hoja de acero penetrará limpiamente,
Y mientras tanto te recordaré Yumiko...
La única razón valiosa y buena en mi vida...
Muero entonces no por las heridas,
Si no en el rito del sepukko....

Mi amada Geisha de ojos negros,
Pies de loto y gracia de Buda…
Me despido por ahora de vos…

Así sea....

*Una confrontación entre
el Yakuza y la mafia Italiana
dejando como saldo:
una explosión en los muelles y la muerte de varios
Guerreros orgullosos...​

Lord Véfragor