Sequía.

No son las musas ni son los hados.
Es el sueño que se esfumó.
Son los ojos que se abren
y no se quieren volver a cerrar
para no soñar
para no sentir.

Son las tejas del cielo
que se cayeron
dejando al descubierto
la templada luz.

Son las noches
y son los días,
sin ser.

No son las musas ni los trasgos.
Es el corazón que se amuralló.
Es el alma alambrada de espino
para no creer.
Cerrada por derribo
y hasta nuevo aviso.
Ojalá que llegue pronto mi lluvia,
Ojalá.
​

 

Qué bello poema Alessa.
Me encanta ese tono de nostalgia que imprimes en estos maravillosos versos por los cuales te felicito y dejo estrellas a tu talento y besos para ti.

 

Gracias Pilar por tus estrellas, tus besos y tus palabras. Me alegro que te llegue ese tono nostálgico, era la idea.
Se bienvenida a mis letras siempre.
Besos también para ti.

 

Sandra, qué buen retrato de la angustia de un no querer, de aferrarse a un derribo en el que no se debe caer. Especialmente fabulosas son las siguientes letras que escribes: "..son las tejas del cielo/que se cayeron/dejando al descubierto/la templada luz...". Entiendo cierto atisbo de esperanza entre tanta nostalgia y el cierre, de cine; ojalá que llegue tu lluvia amiga. Besos y estrellas, no es para menos.

 

Gracias Toni, por tu comentario y tus deseos.
Me encanta que estés aquí.
Justo ese verso que nombras es el que nace del corazón. El sin sentido. El que no he podido borrar. El que no he pensado. Todo lo demás son "alfileres", ya sabes.
Veo que te llegó el sentimiento. ¿Tu crees que es esperanza? Lo tendré bien en cuenta.
Y el final es mi presente. Espero mi lluvia.
Me alegra que te llegue.
Gracias de nuevo amigo
Un beso.