Seres como instantes

Has subido tu ventana
de la noche y has mirado
a los seres como instantes
de materia en lo infinito.

Has observado que creen
poseer lo que sucede,
a los siglos y al futuro.
No van contigo, te has dicho.

Y te has hecho presente
con toda la Edad del Hombre.

Te has hecho vientre de tierra,
un invisible creciendo
claro como nunca entre
la oscuridad de ti mismo.

Arroja la luz que queda
de origen y crece unánime,
despacio, como la raíz
que, soterrada y oculta
sabe lo enorme que eres.

Acabarás como un claro
en la espalda de la vida.
Mas, casi todo es espalda,
cara oculta de ella misma.

 

Muy bonito, pero hay rostro. Hay faz.
Y antifaz. Y máscara, y disfraz.
Y personalidad, y Ego o complejo de superioridad.
Que si lo integras, se convierte en Matrimonio, pueblo, Reino de los Cielos.
El Ego es indestructible. Porque nos da discernimiento.
Si sientes alguna vez, celos o envidia, es porque intuyes lo que está Bien, y lo que está Mal.
Y entonces, te lo aplicas a ti mismo: Yo estoy mal, y el otro está Bien.
Quiero hacer lo que él hace.

 

Nunca he tenido celos ni envidia.

Abre tus ventanas.

 

¿ Nunca ? Je, je, je.
Yo sí.
Y a mucha honra.
Eso me ha impulsado a avanzar.
Me ha dado rabia ser mediocre. Y he querido ser más inteligente.
Las comparaciones son odiosas, sí, pero...
Si algo es evidente...
Porque ser más alto que otro, eso no es tan fácil.
O ser más veloz, en carrera.
Pero ser más prudente, o más simpático, o más feliz...

 

Extraordinario poema, Vicente. Me ha encantado. Abrir las ventanas, nos permite limpiarnos de impurezas, estar mejor con nosotros mismos. El poema al estar escrito todo en octasílabos proporciona la armonía necesaria que todo buen poema debe poseer. Felicidades, un trabajo poético de altura.
Un fuerte abrazo, apreciado y admirado Vicente

 

Gracias, Luis.

Va un abrazo.