Si sólo fuera dejarte plantada...

Tres cambios de ropa y un sueño revolotea con velas,
cuatro peinados distintos y un aroma femenino, dulce,
el piso ríe, por las cosquillas de tus largas telas,
tu mente tan ansiosa recorre la casa, tu belleza a todo seduce.

Mirada al espejo… te estas viendo fea,
otra vez con el peine, corres tu flequillo,
mirada al espejo… queres que alguien más te vea,
mirada hacia el cielo… rezas por lo prometido.

Cuarto de hora para el encuentro, la vieja te reta –ponete campera-,
otra vez al espejo, tus labios pintados… excitantes parlantes,
tus ojos tan bien maquillados, rebelan los nervios que no tienen frontera,
tu cuerpo fumando, calmando sólo un poco tus nervios del antes…

Salís de tu casa, entramándote quizás a tu mejor odisea amorosa,
el último mensaje de texto no ha sido igualmente respondido,
vas en colectivo contrastando tu interior con una sonrisa casi dibujada,
convenciéndote a vos misma de que éste por fin tiene que ser tu amor correspondido.

Tocas el timbre -casi te queres tirar del vehiculo-, para encontrarse,
caminas dos o tres cuadras a la redonda de la plaza, esperando aun respuesta,
caminas medio alejada, para ser como siempre la segunda en asomarse,
caminas chasqueando tacos por mosaicos, pensando en que el sol ya hizo su puesta.

Cansada del camino, no te interesa ser la primera, el banco fraterniza tu espera,
nuevamente un cigarro, que muy poco te ayuda a calmarte, te tiemblan las manos,
empiezan recuerdos de esas roturas de amores que muy poco hicieron que te quieras,
te paras de ese banco que solo enfría más tu soledad, -empezas a llamarlo-.

Pero luego de tres tonos de tecnología… responde un celular apagado,
dos lágrimas descubren un camino en tu maquillaje de ojos,
empezas a justificar la ausencia de tu hombre -quizás sólo este retrasado-,
pensando en sueños de que en la ciudad hay mucho semáforo en rojo.

Cuarenta minutos de espera empiezan a apagar tus sueños con velas,
en tu mente empieza a recurrirte que el amor es tan intermitente,
tan intermitente como todos tus sueños que pudiste realizar,
otra vez seguís sintiendo esa puta angustia siempre tan latente.

Cinco miradas a tu alrededor no ves a alguien que esperes,
más de mil mentiras en tu mente van odiando sentir algo,
sentir eso que pensabas que volvía, y ahora otra vez se muere,
otra vez volviendo a tu interior, cada vez más desconfiado.

No es solamente dejarte plantada, es romper los sueños de una historia,
tampoco solamente una perdida de tiempo, es condenar tu corazón en el tiempo,
es saber que a veces lo que se llama ganar no se convierte en victoria,
es dejar un leve sentimiento de sentirte poca cosa, es verte menos veces riendo.

Es dejarte cada vez más vulnerable a las ráfagas del sentimiento,
es aniquilar esos deseos de seguir conociendo, no queres sufrir más,
es arruinar todo esa hermosura que pudo haber sido el momento,
es hacerte cambiar por completo todo lo que pensabas sobre amar…