SI...

SI...

Si en un abecedario de pañuelos

justo en medio de números y estrellas

te aparece mi rostro ensangrentado,

no creas que estás perdiendo referencias.


Si una tarde cualquiera en que te asalta

un torrente de hojas calcinadas

sientes que soy el dueño de ese fuego,

piensa en el espejismo del desierto.


Si tus ágiles piernas ya no quieren

seguir acelerando su bravura

y se te petrifican y no puedes,

será que se ha parado tu alegría.


Si me besas y sientes en mis labios

un pared de pitas y tuneras

que se interpone entre tus certidumbres,

nada tendrá que ver con la nostalgia.


Si remontas el vuelo una mañana

tras un largo silencio enajenado

y adviertes que las nubes te acompañan,

es que estuve ensayando con los pájaros.



Si yendo ensimismada por mi cuerpo

chocas con un tumulto de alacranes

y crees que te has vendido al enemigo,

recuerda que del rumbo de tu vida

tú eres única dueña y soberana.


Si taciturno y torpe me desgarro

y oyes como un relincho de caballos,

no te asomes por nada al precipicio

ni cedas en tu empeño de cristales.


Si entiendes que han querido

en medio de un naufragio

poner precio a tus sueños,

aprende a no decirlos en voz alta.


Si finalmente el tiempo

te deja confundida y sin resuello

e inclinas la cabeza, derrotada,

allí hallarás un hombro que te espera

para que puedas reposar tranquila.

 

A mí también me ha gustado. Un abrazo