Sigo latiendo en crecida. Décimas.

Sigo latiendo. Por tanto

sueño vivirme presente,

algo más, más evidente

y algo menos, menos santo.

Ahora mismo me decanto

por llegar al todavía,

con mi parte de alegría

bien cogida por el talle,

darme un voltio por mi calle

de tu brazo, Ana María.


Sigo latiendo latidos

de sangre limpia y sincera

a seis metros de la acera

donde fijo mis sentidos.

Se confirman recibidos

los milagros terrenales,

condimentos ancestrales

que se acercan para bien

dejarme feliz la sien

y el alma como puntales.


Sigo latiendo, carajo,

por dar impulso y carrera

a la vida que me espera

detrás de tanto destajo.

Quiero andar el desparpajo

como quien viaja de lujo

a la vera del embrujo

y sin miedo al qué vendrá

ya que el mal con bien se va

y en lo bueno… buen influjo.


Sigo latiendo sereno,

liberto de mis pesares,

arrebatado en cantares

con versos y desenfreno.

Porque al latir me encadeno

a esta libertad querida

que libre le da salida

al miedo de ser quien soy.

Lo que fui y al Dios que voy

le debo presto la vida.


Sigo latiendo en crecida.


21/05/2018

 

Bellísimo el sentir expresado que ama con fuerza la vida y todo lo que ella contiene. Un saludo cordial.

 

Muy bien Esteban, claramente eres un Dios, una buena afirmación, porque eso somos todos. Una extensión de la divinidad. Un abrazo con todo mi cariño. No tengo mucho tiempo para leerte, y sé que hay poemas tuyos en todas partes. Y vuelvo a decirte que has hecho una afirmación, y universo dice ¡SI!.-

 

Muchas gracias, Nancy. Saludos cordiales.
Esteban.

 

Muchas gracias, Catia. Somos el camino que andamos y el Dios que por meta y confianza tenemos. Lo demás son anécdotas para pasar el rato... como versos deleitosos en tardes dulces, como aromas de café...
Te abrazo con todo afecto y cariño.
Esteban.