SILENCIO DE DIOSES

SILENCIO DE DIOSES


Qué puedo decirte, amor,
cuando el silencio
cruza ante tu boca y la mía,
volviéndose los barcos
más lejanos en el horizonte,
clamando por todas las olas
por todas las profundidades...

Qué puedo decirte,
de esa muda realidad
de los delgados dedos
que no se encuentran
y suenan en la noche
a un eco tan vacío.

Qué podría ingeniar,
cuando los peces están agonizando
y lo recóndito de mi cerebro
se asemeja silenciosamente
al del mar.

No quiero que sólo me compartas
cuando colecciono suspiros de desgarro
y me dejo llevar por el mustismo.
No quiero me soportes la esperanza,
esa historia gris
que me cubre los ojos,
cuando al amanecer comienzan
mis temores
y has de prestarme tus latidos
para que logre alzar el vuelo de los días.

Esos silencios de nácar
que me ofreces a modo de sonrisa
y me dejas colgando de mi cuello.

Ese pequeño abismo del cual avanzas
trastocando cada uno de los minutos
por descubrir,
sabiendo que te rozaré los lábios
para sentirme fuerte
en este mundo sin sonidos
que me contiene la vida...

Es el silencio, amor,
es nuestro silencio el que nos habla,
el que nos arropa como un niño indefenso,
el que me avisa de la bóveda celeste,
de los torreones gigantes,
de las mimosas y las mariposas de mayo,
de esa vela solitaria
blanca de paz y de gaviotas...
Es nuestro silencio de todas las mañanas
persiguiendo periódicos,
cruzando semáforos,
sorteando jardínes neuróticos de prisa.
Es nuestro silencio, amor,
al abrir la puerta y perdernos
por el largo pasillo,
sin nadie a quien hallar.
Es el silencio de tus lábios
cuando recorren mi piel
transformando beso en esperanza,
camino en sueño de albatros
nave y ternura con sabor a hiedra.

Es tu silencio,
es mi silencio,
nuestro silencio, amor,
de dioses envidiados.-