Silencio sangrante

Ya no me llamas “amor”,
y tus palabras, antes ríos cálidos,
son cenizas que se esparcen en mi pecho.

Verte con otra sería un cuchillo
que gira lento en la carne de mi recuerdo,
y aun así no hay regreso a los senderos
donde nuestros pasos eran eternos.

Nadie danza en mi carne con la pasión que tú bailabas,
tu ausencia es incendio que consume la noche,
y aunque busco refugio en otros cuerpos,
tu perfume es tormenta que no se disipa,
un rastro de fuego que me quema por dentro.

Fui a nuestro lugar favorito,
el viento estaba vacío,
los árboles murmuraban tu ausencia,
comí un helado más frío que tu indiferencia,
más helado que tu corazón que ya no me pertenece.

Quisiera preguntarte:
¿Por qué rompiste lo nuestro
como quien rompe cristales para ver la luz morir?
¿Por qué hiciste de mis abrazos un puente hacia la nada,
de mis labios un altar de mentiras?

Tus besos eran espejos de promesas rotas,
tus abrazos, cadenas que después se disolvieron.
Dormiste en mis brazos,
y yo bebía tu fuego como veneno dulce,
creí en verdades que se convirtieron en humo,
y quedé sola, naufragando en tus recuerdos,
con un corazón que aún grita tu nombre
en la noche donde todo murió.

-Dior​