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Silencios

Tema en 'Poemas Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Piedad Acosta Ruiz, 13 de Abril de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 553

  1. Piedad Acosta Ruiz

    Piedad Acosta Ruiz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    20 de Julio de 2011
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    153
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    Silencios

    que viajan tras los cristales,
    tras los muros de arena,
    de mármol, de sal y de mar,
    bañados de luna y de sol,
    silencios con olor
    a tiernos copos de algodón,
    silicios con la sinfonía del gorrión
    antes de la llegada del Monzón.

    Silencios que dormitan
    sobre las alas
    del águila y halcón,
    que planean
    en las tardes otoñales
    en las cumbres y valles,
    danzando en remanso,
    sin prisa, muy quedo…
    por los aires pamperos,
    con el gemido del viento
    en el raudal, en el viejo zaguán.

    Silencios limpios, con olor
    a fresa, manzana y melón,
    bañados por la fresca
    primavera escandinava,
    cobijados con el
    delicado velo alpino.
    asustadizos chiquillos
    temblando, tiritando
    a los pies del Niagara.

    Silencios dibujados
    en los techos
    de las humildes casas,
    en los cobertizos,
    en las cortezas
    de los pinos
    robles, yurumos,
    eucaliptos y olivos andinos,
    reposando cadenciosos
    en las alas de las monarcas.

    Silencios juguetones,
    escondidos tras las hierbas,
    agitadas por la brisa
    de los hermanos
    del frente, de atrás,
    de los que te miran
    río abajo o río arriba.

    Silencios,
    ¡duros silencios!
    perdidos,
    en una larga
    noche de desvelo,
    agitando la almohada,
    cuando el primer rayo
    rosa tu piel,
    anunciando
    que ha llegado
    la alborada.

    Silencios en el brillo
    de tu mirada dibujada,
    perdida en las inmensas aguas
    serenas, cadenciosas,
    en tus carnosos y enjugados,
    labios de carmín,
    enmarcados en los muros
    de algún techo de lejana morada.

    Silencios en las lilas en capullo,
    silencios en tus brazos cruzados
    sentados en el mármol,
    con tu perro mirándote
    fijamente a tu lado.

    Silencios cuando extiendo
    largamente mi mirada,
    recorriendo cada espacio de tu piel,
    haciendo estaciones en cada puerto,
    especialmente en aquel…
    en el que inevitablemente debo
    atracar para alivianar mi nave,
    para luego, sin reparos,
    zarpar de nuevo,
    siguiendo sin rumbo,
    con la fiel compañía
    del murmullo tibio
    de este Silencio.
     
    #1

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