Silvestre amanecer

Quiero volver a mi campo
volar sobre las piedras de fuego,
y al aire libre verter mi risa,
saborear el agua fresca de la lluvia eterna,
oler los verdes cactus
cargados de amarillos pétalos,
escuchar el susurrar del viento,
peinar la verde hierba en la pradera.

Verter la leche blanca
de la cabra negra
en el tarro verde
y esperar que su espuma crezca,
correr sobre los espinos del campo
sin que me toquen ni me hieran.

Soñar que llueve y zapateen,
las gotas del agua gruesa
sobre las ocres piedras
y que resbalen raudas,
en torrentes serpentinas
hacia su hogar de tierra,
donde la turbia agua
se volverá clara
con verdes plantas de cera.

Quiero hablar con la brisa,
mirar al sol sin que me hiera,
sombrearme con el paraguas
del árbol grande y tosco,
que al campo adusto vida le entrega.

Degustar las dulces y silvestres
cerecitas rojas y verdes,
caminar por las veredas
y tocar con mis manos el roció,
de los arbustos en primavera,
dormir en la brisa fresca
rodeado del trinar de los pájaros,
vivir la vida y soñar con ella.

 

Buen día maestro Maramin.

Gracias por su agradable comentario.

No es del todo una utopía, he tenido por gracia del cielo, algunas experiencias inolvidables al respecto.

Saludos cordiales