Simplemente con la luz encendida

Siento la distorsión,

el cambio en la piel,

las aceras anchas o estrechas,

los obstáculos que habitan las cuevas alrededor de redes

o telas de araña, presa de los nidos.


Siento la migración de la palabra “nostalgia”,

del azul con sus edades de niño,

de los tiovivos de feria

que parecen cadáveres a veces,

sin dar vueltas,

con relinchos en madera de nogal,

mesas de despacho sin camino

apartadas de las huellas de su firma.


Siento el desequilibrio de las gafas

que no acercan abrazos a la distancia justa

en que estrechar es posible.


Siento que el mirar sí se puede

a través de noches y noches sin estrellas,

en laberintos del pecho para fugarse,

letra a letra, a borbotones,

en paraguas invertido y mojarse,

simplemente, con la luz encendida.


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Una maravilla, un placer pasar por tus versos, mis saludos.

 

Gracias. Me alegro mucho que te gustara. Abrazos cordiales.

 

Gracias, saludos muy amables también para tí.

 

Cuando eramos niños era necesaria la luz por el miedo que nos daba la oscuridad, ahora de adultos esos miedos ya no existen, pero salen otros más difíciles de aceptar como los de las telas de las arañas, mmmm esos sí...excelente, me ha gustado, aquí ando disfrutando de tu buen versar en un domingo cuando me siento tan relajada que tengo sueño...abrazos con el olor de una madrugada que todavía siento...

 

Ya me contaras lo que te sucedió en esa madrugada de domingo tan relajante. En cuanto a lo de los miedos, según vamos creciendo van cambiando, siendo otros los monstruos, algo más vulgares y prosaicos los que nos vuelven vulnerables e indefensos. Besos y siempre más.