Simulador

Todo colabora entorno una gran confusión, la imagen asimétrica de la nada, asimila la constante emoción que me invade desde una mirada, tan fugaz, como un trozo abstracto de niebla disipante.

Un montón de otras cosas y diré…

Y también diré que ya no hay nada.

Tal vez muere mi estigma y la gestión escueta de un abismado enojo, vuelca un poco mas en cada suceso y en su propio cause.

Aprieta el temor de las horas, y sigo aquí.

Cuando las noches no mientan, me iré en modo virtual, casi sin poder escapar, obligaré al saber, a adoctrinarse ante mis ungüentos primarios.

Sobre el dorado estéril de la tarde.

Que más se podría decir, que se cuela por doquier; y que la luz de una palabra da aliento.

Sin embargo, quiero vincular la angustia y mutar la espina, hacia un carril metafísico.

Y entre las llamas volaran las pocas ideas del dolor.

Cada vez que muera en el crepúsculo, sabré el camino, y emprenderé la vuelta, sin más que algunos recuerdos simulados.

Que la risa y el llanto, son lo mismo.

Que el dolor y el alivio son parte de un mismo objeto, visto desde ángulos diferentes.

Deberíamos festejar tanto la vida como la muerte.

Pues son dos maneras de comenzar el final de un proceso.

Sin saber de un fin o de un principio.

Son las diferentes caras de un abismo excéntrico, que todo lo devora.

La noche y el día.

Los ojos húmedos de agua seca.

Influjo indivisible de las briznas de una mueca mórbida.

Puja por la totalidad de unas mitades de algunas facetas.

Minándolo todo a un todo incierto, milimétrico, efímero.

Cuesta llegar y después…

Que???