Sin nombre

He vuelto a leer a Bukowsky, el hijo bastardo de América
y no se diferencia tanto de lo que Withman decía.
Tampoco se diferencia tanto de lo que yo digo
y es que de este mundo sabe más un poeta borracho
que todas las biblias que se han vendido.

Al tumbarme como un niño en la hierba puedo escuchar
el canto visceral que persigue a los hombres desde la creación
y sé que soy un cobarde de cobardes. Los hombres estuvieron
en la guerra y yo decidí volver a casa. Sé lo que digo.

Yo os celebro y os canto hijos de la creación y si Dios
existe también le canto a él, pues si él existe es porque
hacéis su arte.

Así es como acaba, pues de lo que yo sé ha sido dicho todo.
Descansad pues y reposar allí donde las miriadas de gérmenes
no alcanzan a los mortales y donde las flores del mal no germinan...

Eduardo Vargas

 

Compartí un café con tus letras
y disfruté ambas cosas.Saludos compañero

 

Grato leerte

Saludos

 

¡Claro que existe y somos su obra maestra...!. Saludos y bendiciones

 

Hermoso poema, para leer y meditar. Felicidades poeta.

 

En verdad tras leer vuestra obra Eduardo, me quedo con esa sensación escasamente conocida... con sabor a nada, algo incómodo y a la vez brillante. Pudiendo dar lugar a esa verdad que todos buscamos.

Me ha gustado realmente leeros, en este preciso instante.

Abrazos sin nombre,

N.