Sin título

A la mitad del día todo quiere una pausa
un ritmo sutil enlentece
y se aplacan los ruidos callejeros
entonces los pájaros ensayan el silencio
polifónicos
y entonces la siesta que resiste a la vorágine
en estos rincones todavía remotos y sin mar.
El árbol de mi cuadra está desnudo,
¿Que será de aquella hoja primera que soltó y dónde la que está por venir?
Inclinado un sol toca mi cara y confirma que aún estoy acá
que esto es todo, y salva entonces la tragedia
pequeña y cotidiana.

 

la primera hoja, y la siguiente y la siguiente a esa yacen sobre el suelo bañado detrás de la lluvia. conocen la crueldad de nuestros pasos: la crueldad de nuestra cotidianidad.

buen poema.

salud a vos.

 

Gracias por tu apreciación!
saludos a vos también