Sistematemático

Los gigantes de porcelana han roto ya con el hombre.
Los jirones ríen por los cuatro costados.
Escribir un poema es algo así como reclamar un lugar en el mundo.
Las afirmaciones saben a sushi, o a pescado podrido.
En mitad de todo esto, un reloj acostado, incrustado en el techo, se queda sin pilas -ése es el límite del ser humano-.
Es cierto que las latitudes no definen más que similitudes.
Algo fresco y novedoso es como tragarse una enciclopedia venida en una cápsula del tiempo.
Es bien sabido que el capitalismo no recluta voluntarios.
Tampoco pudientes, ni adinerados, ni solventes -aunque estos últimos sean sus presas más susulentas-.
Yo soy uno más que escruibe poesía, o algo que se le parece.
No hablo de amores, es cierto.
Tampoco sé si voy al meollo de la cuestión.
Pero el cielo nunca nos abandona.
Y al hombre no le salen alas, por muy alma de cántaro que sea.
¿Qué haremos cuando se acabe el dinero, deje de fluir, por nuestros sedientos bolsillos?
Es decir, cuando la profecía se cumpla.
Mecanizados puestos de trabajo en el país más crítico de todos.
¿Abrirán entonces las puertas a la cultura?
¿Entraremos de dos en dos o a trompicones?
¿Las estarán abriendo ahora, nos leerán robots y computadoras?
Qué pregunta, ¿no?
¿Vivir de la poesía?
Seguro que hay aut´ómatas para ello.
Mientras, escribo como si se fuera a terminar la luz.
Como si mi madre fuese ya incapaz de pagar las facturas, y en verdad pienso todo esto en defensa de lo que hago.
No se me va la vida en ello.
Los sacos de huesos chirrían en mis bolsillos.
Y yo, que llevo cartera de adorno, parezco no más que un ser inadaptado.
Esto no es una fábula.
En el papel me pongo serio.
Porque sé muchas cosas que valen y respaldan lo que escribo.
El cielo no se lo llevan.
Pero en esta ciudad hay obras cada dos por tres.
Si quisieran escribir de mil y una formas, si quisiéramos escribir de mil y una formas, nos pintarían la cara de mil y una formas.
Desagradecidos de mierda.
Puede que algunos crean que la cultura no está censurada, pero, ¿en serio piensan que el mundo se hizo para la poesía?
Como mucho nos sirve para sacarnos las castañas del fuego.
Y el cielo siguen sin llevárselo.
Fantasear está bien.
Pero, con los pies en la Tierra -seamos sensatos-, tenemos las de perder.
Tomarán, esos chupasangres, lo que quieran. De aquí y de allí.
Es lo que tiene Internet.
Y es por ello que somos iguales por satélite, y no nos enteramos.
Bombardearán cada rincón con mensajes subliminales.
Es la "regresión" futurista.
Es importante estar al tanto de esto, puede "salvarnos la vida".
Al fin y al cabo, ¿quién iba a querer una revolución cultural?
¿Con qué coño combatiríamos?
¿Con libros de Petete?
La libertad de expresión puede matar más rápido.