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Sobre el miedo del hombre ante la muerte.

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Ricardo Suasnavar, 7 de Abril de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 2102

  1. Ricardo Suasnavar

    Ricardo Suasnavar Poeta recién llegado

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    7 de Abril de 2012
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    [h=3]Sobre el miedo del hombre ante la muerte[/h]

    La muerte ha sido siempre el más grande enigma para el hombre: las religiones, las tradiciones, los mitos, las leyendas, las fábulas, el arte, los rituales, la filosofía. Todo ello nace de una pregunta que pareciera bastante simple, pero que encierra en ella una de las pocas preguntas que la raza humano no ha logrado responderse y por la que sigue estando atormentada: ¿A dónde vamos cuando morimos?.

    Han surgido a través de la historia distintas respuestas a esta pregunta, algunas desde el punto de vista religioso, estético, filosófico, político o científico del conocimiento humano, pero lo cierto es que no tenemos idea de qué es lo que pasa con nosotros cuando morimos, qué le sucede a nuestros seres queridos y qué pasa exactamente después de la muerte.

    Si nos ponemos a pensarlo, son pocas las cosas que el ser humano no se ha podido responder, ahora sabemos por qué llueve, cómo hacer que las plantas crezcan más rápido y más fuertes, cuál es la mejor manera de comunicarnos con los demás y otras muchas cuestiones que en épocas anteriores representaban poco menos que un misterio para la sociedad. La capacidad del ser humano para responder las preguntas que se formula está en su cúspide en este momento. Visto desde ese ángulo, podríamos suponer que alguien, en algún momento, terminará resolviendo el problema de la muerte.

    Sin embargo, la limitante que contiene esta pregunta es insalvable e insignificante a un tiempo: la muerte parece no pertenecer a este universo. Los fenómenos que acontecen después de ella no pueden ser registrados. Es claro que podemos analizar los cambios de temperatura y otros aspectos físicos de nuestra muerte corporal, pero todos sabemos que el problema del hombre con la muerte poco tiene qué ver con el cuerpo. Nuestra preocupación reside más bien en qué es lo que sucede con nuestro ‘espíritu’ por llamar de alguna manera a la combinación de pensamientos, ideas, gustos, sentimientos, recuerdos e ideales de una persona.

    Esto nos lleva a una pregunta aún más profunda: ¿Qué es el espíritu? ¿Existe? ¿Cómo llamarlo? Hay varios sustantivos que intentan expresar esta idea: Alma, intelecto, espíritu, aura, mente, personalidad, psique y otros muchos más.

    La idea de algo que comulga con nuestro cuerpo y que es lo que nos diferencía de los animales es precisamente la que origina nuestro temor a la muerte: Si hay algo que nos hace diferentes, algo que nos convierte en seres racionales y que ha guiado el rumbo de la especie hacia fronteras cada vez más expandidas, ¿Por qué ha de morir como todos los animales y los seres vivos? ¿Por qué no ha de ascender (o descender) hacia diferentes planos de la existencia?

    Por lo menos hasta donde sé, nadie ha hablado de un ‘afterlife’ para las plantas, y no muchas culturas han considerado válida la idea de la vida después de la muerte aplicada a los animales. Yo intepreto esto como una manifestación más del egoísmo característico de nuestra especie:
    Nadie se preocupa por las plantas cuando mueren, porque los residuos que dejan terminan formando fertilizantes y nutrientes naturales para el suelo, son consumidos por insectos y ayudan al crecimiento de plantas nuevas. Cuando un antílope muere cazado por un león, animales carroñeros comerán de sus restos, buitres picarán su carne, gusanos y otros insectos se alimentarán con su cadáver y al final lo que queda terminará fertilizando el suelo.

    Visto desde ese punto de vista, la vida es un ciclo infinito que va más allá de una sola especie: cuando morimos alimentamos otras formas que, ciertamente, viven. La vida no se detiene con la muerte de un individuo, porque ese individuo forma parte de un circulo cuyo diámetro es mucho más grande que la percepción limitada de éste.

    Ahora, es cierto que la muerte de un ser querido provoca dolor a los que se quedan, que, por mucho que alimente otras formas de vida, la persona nunca volverá a caminar entre nosotros (a menos que sea un zombie, claro, posibilidad poco estudiada). Sin embargo, la mayoría de ese dolor proviene, de nuevo, del egoísmo del individuo: ¿Qué haré yo sin él/ella?

    ¿A dónde pretendo llegar explicando esto? A que la muerte no existe. Es un mito generado por las aspiraciones metafísicas del hombre (que, dicho sea de paso, no suelen estar nada mal: nos dan trascendencia intra-especie, por llamarlo de alguna forma). La muerte sólo tendrá lugar cuando en todo el universo no haya un solo ser vivo. Entonces, y sólo entonces, podremos hablar de muerte verdadera, mientras tanto, pensemos en ella como parte de un proceso tan frenéticamente grande, que siquiera imaginarlo nos tomaría toda nuestra vida como humanos.
     
    #1

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