Sobre escribir y parecernos un poquito a Dios.

Escribir como verbo,
escribir como acción
de ordenar lo disperso.

Los átomos se parecen a las letras,
son unidades pequeñas
que juegan a formar elementos.

En el uso del lenguaje,
el ser humano se siente
un poquito como Dios.

Ordenando, creando...
Creando, ordenando...

Me pregunto,
con todo el atrevimiento,
sin motivo de cuestionarle
y con toda la intención de hacerlo,
si Dios ya se ha acostumbrado
a su naturaleza.

Yo...
Aquí, siendo materia con vida,
en ocasiones me olvido
de ese privilegio,
y entonces aún "siendo"
decido ser sólo un intento.

Trato de unir átomos-letras,
que caminan hacia algún sitio,
aunque lo desconozca.

Doy por hecho todo,
y ni siquiera pienso:
Wow, estás escribiendo.

¿Dios pensará cuando crea?
o seremos producto de aliviar su catarsis.

A veces escribo,
para no sentirme tan sola...

Si en el principio todo era nada,
¿Nos habrá creado para hacerle compañía?

Mi paso por aquí,
quedará borrado con el tiempo,
¿Se olvidará Dios de mí?

Espero que no,
aunque naturalmente
me olviden todos.

Dejo sobre la mesa,
mis cuestionamientos,
con mucho respeto
y sin ánimo de ofenderlo.

Intento escribir,
porque mi mundo interior
es como el principio.

Necesito encontrar un orden,
parece que lo voy consiguiendo.

 

Seguro no se olvida. Escribes muy bonito

 

¿ Intentas encontrar un orden ?
El ordenador personal...
Bueno, pues ve a una tienda de ordenadores personales.
Por un módico precio, te lo venden, pero sólo si tú lo compras.
Es decir que lo uno, por lo otro. Si tú lo compras, entonces, y sólo entonces, ellos lo venden.
Es lo mismo que ocurre si tú te respetas.
Sólo entonces, otros querrán respetarte.
O si tú te conoces.
Así, otros querrán conocerte.


Pero si no te respetas, ni tampoco te conoces, es como pensar que los ordenadores personales sólo sirven para perder el Tiempo.





Aunque antaño, aclaro, no había ordenadores personales.
Pero sí había Respeto, conocimiento, Sabiduría...
Vamos que eran tiempos parecidos a hoy, a mañana...


A dentro de 3.400 años...


¡ Es un continuo presente ! Pero con aderezos que poco a poco, se van sumando.
Por ello, viajar a través del Tiempo, supone, para aquéllos que pasan a través de un portal dimensional, que comunique dos épocas distintas, de un mismo planeta...


¡ Supone un chaparrón tremendo !
Es como ducharte en unas cataratas.
¡ Tanta información ! Y si te pilla de improviso...
¡ Uff, toca improvisar !





Sin embargo, Eón ya está acostumbrado.
Eón es el Absoluto.
Y por eso...
En Eón, no cabe el enojo, ni tampoco la risa. Porque siente muchos placeres, y muchos dolores, al mismo tiempo.


Y entonces, asegura que: " Yo soy ustedes ".