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Sobre las colinas ahogadas de fuego...

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por emiled, 30 de Septiembre de 2007. Respuestas: 2 | Visitas: 619

  1. emiled

    emiled Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    17 de Febrero de 2007
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    22
    Este es uno de mis primeros escritos (enero de este año)




    Sobre las colinas ahogadas de fuego...



    En los campos




    I-


    Se sentó a mi lado un alado Demonio a la orilla de un cristalino río, transparente como las aguas espejadas del Leteo y con lánguida voz me dijo:

    -Vagarás eternamente, espíritu errante; será tu sombra el feroz guardián de tu triste caverna”
    Y el río que antaño fuera turbio y de malignos colores se volvió transparente. Y la bravura del agua se tornó mansedumbre.

    Vi como en las orillas se bañaba una mujer ¡una hermosa mujer!
    ¡Que belleza tan extraña y deliciosa! Eran sus ojos como espejos que reflejaban la hermosura de su alma; su boca poseía el brillo de la miel.
    Y yo la miraba embelesado y sumido en la embriaguez.
    Me embriagaba de su desnudez y su blanca piel.

    Entre tan dulce música oí su voz que me atrajo como un torbellino.
    ¡Tenía la voz de una sirena!
    Oí su voz eterna retumbar en mis oídos y encender mi cuerpo con la pasión del fuego. Corrí hacia ella exaltado en el alma y en el corazón.
    Y nos abrazamos y nos besamos, nos amamos con lujurias y pasiones que no son de este mundo.
    Y entonces bendije al Demonio por haberme llevado a un mundo de tan excelsa belleza.
    ¡Viva Beelzebub! Grité con alocada pasión, y mi musa reía y me adoraba, y de sus rojos labios se desprendían hermosas melodías que acariciaban el diurno aire de otoño.

    De repente, como si apagaran un lucero en el fondo de un abismo, las tinieblas todo lo rodearon.
    Aquél bello mar de lujuria se transformó en un vacío infinito.

    Me encontré entonces perdido en la nada, en la vasta grandeza del infinito. Busqué a mi amada en los abismos más profundos.

    Y así, mientras contemplaba el terror insondable y sentía el cruel dolor encresparse en mis entrañas, oí una carcajada sarcástica.
    Alcé la vista hacia lo alto y sobre la cúspide de una inmensa montaña se hallaba la sirena.
    A su lado se encontraba el Demonio.
    Y los dos rieron con risas infernales y pronunciaron horribles maldiciones.

    Antes de hundirse en la nada inmensa del infinito y desaparecer, exclamaron con voces enfermizas:

    -¡Vagarás eternamente espíritu errante!



    A partir de esto odié el amor.
    Encontré en el odio un tesoro de valor inestimable.
    ¡Hallé un hondo mar de néctar y un cofre de gemas y collares del oro más puro!
    Al caminar por las cornisas del dolor me sentí como un pez en el vasto océano.
    Entre tantos viajes tediosos y caminos de víboras encontré al fin tranquilidad.
    Una apacible cueva me sirvió entonces de morada.
    Allí encontré, y al verlo refregué mis ojos atormentados, los vinos y licores más dulces; y las comidas y manjares más exquisitos que hay sobre la Tierra.
    Y comí y bebí todo lo que quise.
    Me embriagué sin culpas ni remordimientos.
    Alcé con mis manos la sagrada copa de vino y la redimí con los placeres más prohibidos.

    - El vino trajo el consuelo del olvido a los perdidos.
    El exceso trajo la dicha.
    En la senda del exceso canta un ave y dice: el patrón está enojado, pero mis impulsos son mi dicha.
    La desdicha es la sumisión eterna.
    También en tanto nos habla el viento: Hijo mío, es alto el precio que debes pagar.



    Esta cueva de inmensas bellezas también llevaba un toque de la ironía de la vida.
    Cuando los manjares y vinos se volvieron mis más grandes placeres, el exceso se echó en mi contra.
    Me insultó y me escupió con fuego del infierno.
    Crecieron en mis entrañas horribles gusanos y negras arañas, y tuve que inhalar el veneno que el aire invitaba.
    Y así yacía en el suelo moribundo, en los ojos lágrimas y frío en la piel…

    Y allí también estaba el Demonio y una víbora jugueteaba por encima de su hombro.
    Al verme rió de mi pobre condición y pronunció nuevamente su maldición.
    Me expulsó de aquél lugar y debí irme.

    Odié también entonces al exceso y a su maldita sabiduría.
    Aborrecí sus altos campanarios y sus blancas columnas.
    Maldije así al vino y a los proverbios de los antiguos sabios.



    II-


    Se cumplieron así las maldiciones y profecías que el Demonio me profirió.

    Vagué entre los bosques sombríos y los ríos malditos como una sombra errante.
    Encontré en las tumbas rodeadas de blasfemias, grabadas en mármoles con tinta de fuego, historias terribles, asombrosas; historias que el maldito nos cuentas en las tardes de lluvia y que nos roen la piel.

    Al abismo llamo: ¡Ven!; y cuando venga y visite mi lecho sombrío, y cuando el rocío junte las blasfemias, me sentaré en las colinas ahogadas de fuego, aborreciendo a ángeles y demonios.


    Adiós....​


    E.R.D
    :S
     
    #1
  2. ixtab

    ixtab Poeta recién llegado

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    25 de Julio de 2006
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    Brincarse de infiernos a avernos, mirandonos como sisifo cargando
    su gran piedra, y ver las fortunas de la tierra marchita de flores,
    las recoge, y la piedra se devuelve hacia el, que nos aplaste,
    escupamos el suelo de barro, y que crezca una planta carnivora,
    que se trague de un solo bocado a los sapos, asi, hagamos un
    caldo de su esqueleto...

    jaja no se que digo, pero que estuvo buenisimo su poema lo esta,
    me gusto bastante, bien loco, y bien magico...

    Nos vemos emiled, un gustazo, saber de este foro, gracias
    a su escrito.:)
     
    #2
  3. Viví Massares

    Viví Massares Poeta recién llegado

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    23 de Agosto de 2007
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    2
    Había tenido ya el inmenso placer de leerlo, me encanta encontrarlo acá, es un buen poema, muy emiled.

    TE odio, todavía, y creo que más que antes.:::hug:::
     
    #3

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