Sobre las estaciones estelares

Otoño

Los navíos del Tiempo reflexionan
ante la vigía de los planetas,
presagiando su última voluntad:
un abrazo que engulle a la Galaxia
y quebranta los roles familiares.

Volvemos a la orfandad inconsciente.

Invierno

La luz agónica baña la Nada,
nacida de un asesinato múltiple,
y la sangre inerte sigue su curso
mediante ríos de materia negra.

El ojo de Dios pierde su retina,
pero observa su ser pulverizado.

Primavera

La eyaculación fecunda la Nada:
procreación del Espacio y Tiempo.

Todos los elementos se separan:
Éter - fuego - tierra - agua - aire - números.

Las Madres, narcotizadas, recuerdan:
origen de los rayos solares.

Verano

Los fulgores recorren la Galaxia
a través de afluentes de energía,
que germinan en los hijos galácticos;
el ojo del Demiurgo está abierto,
y se contempla a sí mismo en un círculo.

El Universo ha vuelto a estar vivo.

Epílogo

El parto cósmico no es el principio,
sino nuestra memoria despertando
en una Constelación diferente;
dormimos cuando nuestra madre quiebra,
mas regresamos de nuestro letargo
junto a la exaltación de la materia.

Millones de Hijos, Millones de Madres.

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