Sobresiniestros II

Me cansé de la imagen.

La vi brotar de un suelo roto, lleno de humanos restos,

la vi ensanchar el silencio y el dolor del cuerpo,

la vi perder la esperanza y sumar afectos.

Con sus dedos largos, de clavos, me estampo a un infinito cerrado,

sentí los pensamientos emigrar y empecé a querer,

a quererla querer.

Pero no. Yo necesito otra distancia.


Destruí todo lo que había querido destruir,

los océanos de la conciencia se me hicieron un mar, un lago, una escupida en los pies.

Y volé, tuve que volar tan alto, asustarme,

ser un bebe otra vez. El miedo es un amigo, si lo entiendes, si le hablas.


Me cansé de la imagen, me quité las entrañas,

y le besé el corazón con los parpados ensombrecidos.

Luego de fuego mis intenciones me fueron consumiendo.

La pútrida misericordia del sentido, de la mugre en mis sueños,

es la capa que ilumina mi soledad,

profundidad y pasiones absurdas me contradicen y me movilizan,

yo sé que no voy a ser un espejo,

pero hay días, noches en que tengo hambre de un abrazo,

de un sexo sincero, hueco y sin tiempo.

 

Cualquier cosa que se nos repita puede asentarse peligrosamente. La soledad es una rutina de hierro sólo hasta que la rompemos como a un cristal. Saludos cordiales para ti, abcd.