1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Socidedad Canibal. Capítulo 4.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Kwisatz, 15 de Enero de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 347

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    27 de Septiembre de 2007
    Mensajes:
    281
    Me gusta recibidos:
    149
    CAPITULO 4​


    Durante el camino de vuelta a la ciudad condujo mucho más lentamente de como la abandonó. Cómo si de una penosa e inexorable ley de la física se tratase se veía atraído hacia ella.
    Lo peor era la sensación de vacío que se llevaba consigo. No había averiguado nada especialmente relevante y ahora tendría que reportar al cabrón de Bryan, que seguramente se mofaría de él y le reprendería por haber dilapidado recursos del departamento de forma tan fútil.
    Luke sentía como la opresión y la desesperanza se cernían sobre él. Se sentía más sólo y desamparado que nunca. Se sentía miserable e impotente, incapaz de participar en un juego demasiado grande para él.
    Con estos negros pensamientos llegó a la muralla exterior de la ciudad al tiempo que el sol se ocultaba en el horizonte.
    Un pequeño alivio hizo el retorno más llevadero. Bryan al parecer había tenido que abandonar su puesto aquella tarde para atender un asunto personal, de modo que pudo ahorrarse la humillación y posponerla para mañana.
    El crepuscular camino al cuchitril que él llamaba casa se prolongó más de lo habitual y cuando finalmente se encontró ante su portal la noche ya había caído y ya se podían escuchar los escasos grupos electrógenos que llevaban una pizca de luz a su vecindario. Lo que faltaba de luz lo suplirían las hogueras en bidones metálicos.
    Subió perezosamente los 203 escalones que conducían hacia su apartamento y en cuanto estuvo en frente de la entrada percibió un detalle que hizo saltar las alarmas en su cabeza. La puerta no estaba cerrada, como debería estarlo, sino que había sido forzada y se encontraba entornada. A través de la ranura sólo se advertía oscuridad dentro.
    Luke permaneció unos instantes inmóvil frente a ella dividido entre su instinto de huir y la curiosidad racional que le impelía a descubrir qué había sucedido.
    Tras un breve pero intenso debate interno llegó a la conclusión de que un robo era poco más que un disparate. Quién se molestaría en entrar a robar a un pobre diablo como él, sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias que tendría que afrontar el posible ladrón si fuera capturado.
    En una sociedad como la suya en la que todo escaseaba, el hurto era uno de los peores crímenes penado con la mutilación física e incluso la muerte.
    Finalmente la razón se impuso y tras reunir el valor suficiente procedió a cruzar el umbral.
    Caminaba lenta y precavidamente hacia el candil de la cómoda intentando penetrar con la mirada la oscuridad circundante.
    Estaba a punto de encender la lámpara cuando una voz detrás de él le urgió a que no lo hiciera. Ahora sí, el miedo se apoderó de él.

    - No mueva ni un músculo
    - ¿Quién es usted? ¿Qué le ha traído hasta aquí?
    - Todo a su debido tiempo, primero de todo conteste a esta pregunta ¿Es usted Luke, de asuntos Homínidos?
    - Lo soy
    - Bien, confirme esto entonces ¿Está trabajando en un asunto para Mr. Hammond?
    - Eh, yo...
    - No intente mentirme. Le estoy apuntando con un arma de fuego. Y le aseguro que si disparo será para matarle. Responda a la pregunta.
    - Sí
    - Está bien, camine despacio hasta ese camastro, dese la vuelta y siéntese en él.

    Sentado en su cama Luke miró hacia la oscuridad que envolvía el otro extremo de su apartamento, en el cual se encontraba la cocina. Una figura emergió de su negrura apuntándole con lo que parecía una pistola.
    Debía de ser un militar, alguien extremadamente importante o bien un criminal del exterior que había conseguido colarse dentro de la ciudad.
    El control de armas era uno de los pilares responsables de que la paz reinara dentro de la ciudad. Sólo los militares o los ciudadanos de las más altas esferas tenían acceso por temas de autoprotección. Las armas clandestinas sólo eran posibles en el exterior.
    El misterioso sujeto avanzó unos pasos hasta la zona de penumbra débilmente iluminada por la mortecina luz que pasaba a través de una ventana.
    Una figura joven se adivinaba en la penumbra, validando lo que Luke había intuido al escuchar su voz.
    El visitante reanudó la conversación

    - Seguramente ahora mismo se estará preguntando quién le está apuntando con la pistola. Pierda cuidado, no va a tardar en saberlo. Ahora mismo solo tiene dos opciones, y sólo en una de ellas usted continúa vivo.
    - Si es así me lo está poniendo fácil. Creo que ambos sabemos ya la respuesta.
    - Eso parece. He de admitir que tiene una capacidad para conservar su sentido del humor en situaciones comprometidas admirable. Pero creo que será mejor que antes escuche lo que le voy a decir.
    - Adelante pues, soy todo oídos
    - Yo soy Frank Hammond, el primogénito de Mr. Hammond y heredero del imperio familiar. La víctima de la agresión que usted está investigando por encargo de mi padre. ¿Sorprendido?
    - No sé qué decir
    - Bien, escuche atentamente porque no lo repetiré otra vez. Como ya se ha dado cuenta estoy al corriente de la investigación y de las intenciones de la misma. No sé exactamente lo que le habrá contado mi padre, pero sé que está buscando a mi agresor, o mejor dicho agresora, a fin de que mi excelso progenitor pueda cobrarse su venganza y de paso darme otra de sus magistrales lecciones. La verdad es que no tengo ninguna fe en que usted sea lo suficientemente competente para descubrir su paradero, y menos para averiguar lo que realmente sucedió. La reputación del departamento de Asuntos Homínidos no es precisamente brillante. Son poco más que capataces un peldaño por encima de a los que fustigan. De todas formas, después de haberlo pensado detenidamente estos días he llegado a la conclusión de que es un riesgo innecesario seguir permitiendo que desarrolle sus pesquisas. Verá, esto es un asunto ciertamente complejo. Fui yo quien ayudó a aquella homínida a escapar. En realidad la fuga era algo planeado con la connivencia del Sr. Smith, creo que ya ha tenido el placer de conocerlo ¿Me equivoco?
    - ¿Henry Smith? ¿Henry Smith el director de la fábrica? Eso explica muchas cosas, entre otras su actitud hacia mí –Luke comenzaba a comprender y la satisfacción de atar cabos le había hecho olvidar la pistola que le apuntaba, casi...- ¿Pero por qué Mr. Smith comprometería su privilegiada posición en la corporación para...?
    -Verá – le interrumpió Frank- el Sr. Smith sabe que mi padre no vivirá para siempre. Y yo soy su sucesor. Él sabe muy bien que su futuro pasa por mí. Pero no nos perdamos con nimiedades. Como lo he dicho la fuga fue planeada, pero no salió como estaba previsto. Había contratado los servicios de un grupo de mercenarios de extramuros para ayudarnos en la huida a través de un túnel excavado por debajo de la alambrada que rodea el perímetro de la fábrica. Henry se ocupó de propiciar las condiciones necesarias para que la huida fuera posible entreteniendo al turno de guardia con una falsa alarma en el otro extremo del perímetro.
    - ¿Entonces qué es lo que fue mal?
    - Digamos que ella tenía otros planes. Jamás habría imaginado que una homínida, por excepcional que fuera, sería capaz...

    Un tenso silencio interrumpió la conversación. Las pupilas de Luke ya se habían adaptado a la oscuridad y era capaz de ver con más nitidez la figura de Frank Hammond. Le pareció vislumbrar una mueca de dolor y contrariedad en su rostro, aunque quizá fuera fruto de su imaginación. El joven continuó su discurso espontáneamente tras la pausa dramática.

    - Estábamos cruzando el túnel cuando de repente comenzó a patearme la cara y a chillar. Los gritos alarmaron a los guardias hacia la zona. El caos se apoderó de la situación y los mercenarios presa del pánico huyeron en sus motos con la homínida dejándome atrás sumido entre la estupefacción y la rabia.
    - ¿Entonces está buscándola para matarla?
    - Aún no lo he decidido. Sólo sé que si alguien tiene que dar con ella soy yo. No permitiré que mi padre se mofe otra vez a mi costa utilizándole a usted como su herramienta. Ahora trabaja para mí o no trabaja para nadie… usted decide.
    - Creo que ambos sabemos ya la respuesta. Pero no entiendo cómo podría yo serle de alguna ayuda.
    - Verá, por razones obvias ahora estoy sometido a una estricta vigilancia por parte de mi padre. No se imagina las molestias que he tenido que tomar para estar ahora mismo con usted esta noche apuntándole con una pistola. Ni decir tiene lo difícil que me resultaría cruzar los muros de la ciudad para ir al encuentro de Christie.
    - ¿Christie?
    - Así es como me gusta llamarla. Sé que no es correcto dirigirse a un homínido por un nombre humano. Considérelo un juego.
    - Pero, ¿Pretende entonces que sea yo quien vaya a su encuentro?
    - Exacto, usted será mi emisario. Irá al campamento mercenario y entregará cierta mercancía en intercambio por Christie. No se engañe, puede ser peligroso. Son ratas traicioneras e incivilizadas y es posible que no respeten nuestro acuerdo. Pero por desgracia no puedo usar la fuerza en este asunto.
    Una vez que consiga lo que me pertenece me ocuparé de que usted sea ascendido en el cuerpo con todos los privilegios que ello conlleva para alguien de su casta. Pero si falla, tenga por seguro que es… hombre muerto. ¿Comprende?
    - Meridianamente
    - Bien. Mañana vaya a la oficina como siempre. Uno de mis hombres se pondrá en contacto con usted y le dará instrucciones más precisas y un mapa con la localización del campamento mercenario. Buenas noches y recuerde que su vida ahora mismo es sólo un préstamo.

    Frank Hammond se giró prácticamente de inmediato al pronunciar estas palabras y caminó enérgicamente hacia el umbral de salida.
    Luke mientras permaneció rígidamente sentado en su cama oyendo como los pasos en la escalera se iban apagando paulatinamente para dar paso los latidos de su corazón.
    Me he convertido en un trágico peón murmuró Luke para sí mismo.
     
    #1

Comparte esta página