1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Socidedad Canibal. Capítulo 5.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Kwisatz, 23 de Enero de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 431

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    27 de Septiembre de 2007
    Mensajes:
    281
    Me gusta recibidos:
    149
    CAPITULO 5


    La mañana llegó demasiado pronto pensó Luke. No había podido pegar ojo en toda la noche debido a la tensión que suponía saberse prácticamente un condenado a muerte. Podían salir mal tantas cosas... Pero, ¿y si conseguía llevar a buen puerto su misión? Se ganaría el favor de uno de los hombres más poderosos de la ciudad. Fantaseó por unos momentos con su recompensa. Un ascenso en el cuerpo, acceso a una vivienda mejor, una cuota de racionamiento sensiblemente superior, la posibilidad de adquirir pequeños alimentos de lujo y lo mejor de todo, su propia mascota homínida.
    De pronto un pensamiento paranoico se abrió paso en sus pensamientos haciendo que la ensoñación se desvaneciera. ¿Por qué Frank permitiría que siguiera vivo una vez completado su cometido? Tenía que admitirlo, él se convertiría en un cabo suelto, un elemento incómodo para él. ¿Por qué no eliminarlo y así mantener en secreto todo lo ocurrido y de pasó borrar cualquier huella que permitiese a Hammond padre averiguar lo que su hijo se llevaba entre manos?
    Fue incluir a Hammond padre en la ecuación e inmediatamente otra insidiosa pregunta se formuló en su mente ¿Si entrego la homínida a Frank, qué represalias tomará contra mí cuando compruebe que no he cumplido la tarea que me ha encomendado?
    Frank quizá fuera el futuro, pero Herbert era el presente...
    El nivel de ansiedad de Luke aumentaba exponencialmente conforme más lo pensaba, así que decidió dejar de pensar.
    Estaba atrapado en una guerra familiar entre dos hombres poderosos para los cuales él era sólo un peón totalmente prescindible. Nada bueno podía salir de esa situación. Pero su única opción era intentar sobrevivir a sus designios engañando y complaciendo a partes iguales según marcaran las circunstancias.
    Luke llegó a la oficina del centro algo más temprano de lo normal. Le preocupó un poco que este detalle pudiera resultarle sospechoso a alguien, pero acabó desechando la idea. No era especialmente puntual, pero en todo el tiempo que llevaba trabajando para el cuerpo nunca había tenido un retraso significativo en sus horarios de entrada. Llegar cinco minutos antes de lo habitual no debía suponer un detalle digno de atención. No dejes que la paranoia se apodere de ti, se dijo Luke al percibir como el pulso se le aceleraba.
    Pero no podía evitarlo. Sentado en su escritorio observaba el único reloj de pared en toda la habitación con mirada fija preguntándose quién y cómo contactaría con él para facilitarle la información anunciada por Frank Hammond.
    La llegada de Louis lo extrajo de pronto de sus pensamientos y por unos instantes escrutó con inusitado interés a su compañero. Casi al momento se percató de lo extraño que podía resultar su conducta e intentó rectificar adoptando un semblante despreocupado, rezando para sus adentros que Louis no hubiese detectado ese fugaz cambio de actitud.
    Afortunadamente todo pareció indicar que no lo había percibido. Saludó con su habitual y fingida simpatía venenosa, añadiendo a continuación que hoy estaban de suerte puesto que el inspector Bryan tampoco aparecería hoy en la oficina.
    A Luke le resultó sumamente raro que Bryan hubiera faltado dos días consecutivos al trabajo. Bien podría sentirse indispuesto. Pero debía tratarse de algo realmente grave si lo había conseguido apartar del mayor orgullo y sentido de su vida.
    La mañana transcurrió anodinamente lenta y Luke notó como el sueño atrasado se cobraba el peaje de la noche en blanco mientras intentaba parecer ocupado revisando informes atrasados. Nada ocurría y empezó a considerar la posibilidad de estar sufriendo un brote psicótico y que todo fuera fruto del delirio.
    Con este pensamiento en mente se dirigió al baño y mientras descargaba la vejiga, Louis apareció por la puerta y se situó en el urinario vecino al suyo.
    Ninguno miró al otro, pero Louis de improviso formuló una pregunta en voz tan baja que parecía estar hablando para sí mismo.

    -¿Has mirado en el cajón?
    - ¿Qué? –replicó Luke
    - ¿Decías algo Luke?- contestó Louis mientras subía la cremallera de su pantalón.
    - Sólo me interesaba por lo que habías preguntado.
    - ¿Preguntado? Yo no he dicho nada.
    - Pero si yo te he oído decir…
    - Debes haberlo imaginado Luke. Por cierto tienes un semblante más pálido de lo normal hoy ¿no has descansado bien esta noche?
    - En absoluto. Debe ser que tú también imaginas cosas.
    - Lo que tú digas. Me voy de vuelta al tajo camarada.

    Luke no contestó nada, pero observó a Louis salir aparentemente despreocupado del servicio. En cuanto volvió a su mesa, miró de soslayo a Louis, y cuando le pareció que éste no miraba abrió ligeramente el cajón superior de su escritorio.
    En el interior encontró documentos inesperados. Había un permiso de salida de la ciudad y una autorización para el uso de un determinado vehículo del depósito del cuerpo de policía.
    De inmediato Luke dirigió una mirada a Louis que le fue devuelta acompañada de una sonrisa.
    De modo que Louis es el contacto de Frank, maldito cabrón.
    Sin más demora Luke se dirigió hacia el departamento de materiales a hacer efectiva la autorización para retirar el vehículo.
    Con el corazón en el puño mantuvo el tipo mientras la administrativa al cargo de los trámites revisaba la autorización. Quizá fuera la tensión del momento, pero le pareció que tardaba más de lo normal en revisar el documento y dar el visto bueno. Por un momento se le pasó por la cabeza la posibilidad de que le hubieran entregado una falsificación y que ella lo hubiese detectado. Sin embargo segundos después, para su alivio, le devolvió el documento sellado echando por tierra sus temores.
    Caminó al aparcamiento en busca del vehículo asignado y se encontró con un viejo Buick de inmenso maletero. Junto a él un agente de raza negra esperándolo que nada más verle se acercó para hablar con él.

    - Usted debe ser Luke ¿Me equivoco?
    - Lo soy, ¿Quién es usted?
    - Eso no importa, ya sabe quién me envía. Sólo tengo dos cosas que decirle y no las voy a repetir. La primera es que cuando llegue a su destino deberá intercambiar el contenido del maletero por la mercancía. La segunda es que en la guantera encontrará un mapa detallado para llegar a su destino tomando como referencia la salida norte de la ciudad. Y la tercera es que más vale que no tenga ninguna agenda oculta porque el carburante del depósito ha sido calculado para tenga suficiente para el trayecto de ida y vuelta por el camino trazado. ¿Está claro?
    -¿A dónde debo llevar al objetivo cuando lo localice?
    - Mire el mapa, allá encontrará más instrucciones. Mi parte ha concluido. Buena suerte.

    Sin perder un segundo más del necesario, el agente le dio la espalda y caminó hacia la salida del parking sin detenerse.
    Luke miró a su alrededor, pero no parecía haber nadie más allí. Subió al coche y regló el asiento y los espejos. A continuación abrió la guantera y encontró el mapa prometido. Era bastante tosco, pero las distancias y los puntos de referencia parecían bastante detallados. En el reverso del mapa había una dirección dentro de la ciudad donde se especificaba que debía entregar a la homínida.
    Sin más dilación puso la llave en el contacto y arrancó el vehículo. Curiosamente los nervios habían desaparecido dejando paso a una tensión fría.
    Pasó sin contratiempos los controles de seguridad de la salida norte y de nuevo volvió a encontrarse sólo frente al yermo.
     
    #1

Comparte esta página