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Sociedad Canibal. Capítulo 14.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Kwisatz, 20 de Febrero de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 328

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    CAPÍTULO 14

    Ya había pasado una semana desde su llegada al refugio de los comebichos de la mano de Mike, y parecía que sólo habían transcurrido unas pocas horas.
    No era el mejor lugar del mundo, desde luego, pero para Luke había sido el mejor tiempo de su vida. Se sentía uno más allí y se sentía verdaderamente útil.
    Pero lo mejor de todo era la compañía de Jane. Juntos había pasado aquellos días ayudando a Mike a recolectar insectos en las granjas diseminadas por el territorio y habían conseguido paliar, de momento, la dramática hambruna que se cernía sobre la colonia.
    Jane y él no conversaban demasiado. Ella era muy reservada, y aún parecía no confiar del todo en sus intenciones.
    Luke la respetaba, era capaz de imaginar sus razones. Había trabajado en Asuntos Homínidos y conocía la clase de vida, si a eso se le podía llamar vida, que se les proporcionaba a los de su clase. Una vida llena de horrores, indigna e inhumana.
    Nunca se había sentido realmente cómodo en su puesto antiguo puesto en Asuntos Homínidos. Sin embargo la cotidianeidad y la complicidad social con la que se perpetraban los abusos, de algún modo le había ayudado a distanciarse de lo que allí sucedía. En realidad, hasta hace bien poco nunca había conocido otra cosa.
    Sin embargo, desde la conversación con Mike, su barrera moral se había venido abajo, y el remordimiento y la culpa se iban apoderando poco a poco de él conforme acudían a su mente episodios de su vida en la ciudad.
    Ya no se sentía una víctima, como se había sentido siempre. Ahora era peor, se veía como un monstruo. Y lo que más miedo le daba era que Jane pudiera verlo como tal.
    Pero Jane lo miraba con una mirada limpia y sin rencor. La de una superviviente, alguien excepcionalmente fuerte. Y eso hacía que cada vez la amase y admirase más, porque le reconciliaba consigo mismo.
    Tal vez, al fin hubiese descubierto su lugar en el mundo, un rincón en el pudiese sentirse en paz y hallar unas migajas de felicidad.
    De pronto se oyó un fuerte ruido y todo empezó a temblar. Cascotes y tierra se desprendieron del techo de los túneles.
    La alarma y el miedo se extendieron como el fuego en la colonia. Sin tiempo para reaccionar se oyó otra detonación más cercana.
    Mike apareció a los pocos minutos con la cara desencajada por la ira y el miedo.

    - ¡Es la banda de Ed! ¡Esos hijos de puta están aquí con varias cajas de explosivos! Si siguen así es posible que colapsen los túneles y muramos todos sepultados.
    - ¿Pero cómo…?
    - Es posible que obtuviesen nuestra localización aproximada torturando a alguno de nuestros hombres.
    - Pero, ¿por qué…? – Luke interrumpió la pregunta por lo obvio de la respuesta. Los buscaban a ellos. - ¿Y ahora qué hacemos? ¿Vas a entregarnos Mike?

    Mike se quedó en silencio mirándolos fijamente con una sombría expresión en su rostro. Un nuevo estallido sonó y el llanto de los niños y los chillidos de pánico de las mujeres lo sucedieron. Finalmente habló:

    - No. No voy a darle esa satisfacción a ese hijo de puta. Ahora sois de los nuestros. Y yo no entrego a uno de los nuestros. Yo no creo en el bien mayor.
    Pero no os podéis quedar aquí. Coged vuestras escasas pertenencias y seguidme de inmediato.

    Jane y Luke así lo hicieron y pronto se encontraron siguiendo a Mike a través de la oscuridad de uno de los múltiples túneles que recorrían el subsuelo del vertedero.

    - A partir de aquí seguid esta senda. Ya no hay más ramificaciones, no tiene pérdida. Ahora os tengo que dejar. Tomad esto.

    Mike les ofreció un par de bolsas con insectos torrefactados y una cantimplora con agua.

    - Sé que no es mucho, pero no nos podemos permitir más. Cuando lleguéis al final del túnel saldréis a una colina rocosa a las afueras del vertedero. Os recomiendo que continuéis hacia el oeste. Quizá tengáis suerte y dentro de un par de semanas encontréis la granja en la que me crié. Si finalmente llegáis preguntad por mi hermana Verónica, y si aún vive decidle que aún me acuerdo de ella.
    - Gracias Mike. Gracias a ti he vuelto a creer que hay un lugar para la bondad en el mundo. Nunca te olvidaré – Dijo de pronto Jane

    Luke la miró sorprendido por la súbita admiración que Jane confesó por Mike. Tal vez fueran sólo celos, pero de pronto se sintió un miserable. Aún así alcanzó a añadir.

    - Yo tampoco.
    - Ojalá algún día volvamos a encontrarnos, pero mucho me temo que esto es un adiós definitivo. Espero que no se haya colapsado el camino de vuelta. Buena suerte chicos.

    Y sin más rodeos Mike se dio la vuelta y desapareció en la negrura del túnel.
    Luke y Jane avanzaron por su parte en la dirección señalada, y aunque no se veía nada podían intuir por el esfuerzo la inclinación de una cuesta que se iba haciendo más pronunciada paulatinamente.
    Tras un buen rato andando, quizá una hora, observaron que unos rayos de luz se filtraban a través de agujeros en el techo. Habían llegado a la salida.
    Tal como les había anunciado Mike el túnel desembocaba en lo alto de una pequeña colina al abrigo de una construcción rocosa que los protegía de ser vistos desde el vertedero.
    Una explosión apagada sonó a sus espaldas. De inmediato se tumbaron contra el suelo y reptaron hasta llegar detrás de un arbusto de esparto desde el cual se asomaron para ver qué sucedía en el vertedero.
    Enseguida divisaron, como pequeñas figuras en la lejanía, a la banda de Ed. Se dedicaban a cavar agujeros para luego lanzar en ellos granadas.
    Era un método brutal y costoso, pero ciertamente obligaría a los comebichos a salir de sus escondites bajo tierra.
    Una nueva figura apareció de improviso en el escenario. Los destellos blancos del pelo y la tez oscura lo identificaban como Mike. Iba sólo y desarmado.
    Luke y Jane observaron la escena conteniendo el aliento.
     
    #1

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