1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Sociedad Canibal. Capítulo 15.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Kwisatz, 27 de Febrero de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 297

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    27 de Septiembre de 2007
    Mensajes:
    281
    Me gusta recibidos:
    149
    CAPÍTULO 15​


    Mike sabía que no había escapatoria. Su única posibilidad de intentar evitar la masacre era convencer al malnacido de Ed de que no sabían nada de Luke y Jane.
    Pero Ed era un hijo de puta despiadado y no se lo tragaría. No, hasta que lo hubiera torturado a conciencia.
    Mike sabía que iba a morir y de una manera agónica. Era su último sacrificio por la colonia.

    -Mira qué tenemos aquí ¿eres tú el rey de los comebichos? – dijo Ed socarronamente.
    - Podéis considerarme como tal.
    - Está bien. Ya debes saber qué nos trae por aquí, ¿no?
    - En realidad no. No sé por qué estáis atacando a mi gente.
    - Ya, claro. Tú no sabes nada entonces de una pareja de fugitivos, un hombre y una mujer, que andamos buscando ¿verdad?
    - No sé de quienes me habláis.
    - Entonces tampoco debes saber nada de una moto robada que encontramos justo encima de una de tus granjas de insectos.
    - Yo no he visto a nadie.
    - Puede ser. Pero resulta que soy muy desconfiado ¿sabes? Es un defecto que tengo… ¿Tú sabes quién soy?
    - Lo sé muy bien. Eres el cabrón que ha capturado a mis hombres y luego los ha vendido como ganado a la ciudad. Eres un bastardo que se hace llamar Ed el desollador.
    - ¡Bravo! Veo que mi fama me precede. Te imaginaras por qué me apodan “el desollador” ¿cierto?

    Mike se mantuvo en silencio ante la amenaza.

    - Te lo voy a repetir de nuevo ¿Dónde están?
    - Y yo te vuelvo a repetir que no sé nada del asunto.
    - Muy bien, si eso es lo que quieres… Veamos qué esconde tu interior. ¡Muchachos apresadlo! Esto va a ser entretenido.

    Luke y Jane observaban en tensión lo que ocurría en el vertedero. Al ver que Mike era apresado por los hombres de Ed se les cortó la respiración.
    En cuanto recuperó el aliento Jane hizo un amago de gritar. Luke reaccionó casi de inmediato y le tapó la boca.
    Ella se retorcía con tanta energía que Luke tuvo que emplear toda su fuerza para contenerla y por poco no fue suficiente.
    Una vez aplacada, Jane se derrumbó en el suelo llorando amargamente mientras los gritos de dolor de Mike llegaban a sus oídos como una maldición.
    A Luke también se le habían humedecido los ojos y escuchaba con gran pesar los aullidos.
    Pese a todas las barbaridades en las que había participado como ex agente del cuerpo de Asuntos Homínidos, la tortura de Mike fue especialmente espantosa porque era el ser humano más decente que jamás había encontrado.
    Pero fue capaz de sobreponerse al shock emocional y con toda la entereza que fue capaz de reunir le susurró a Jane

    - Mike se ha sacrificado por nosotros. Por la colonia. Si nos quedamos aquí nos acabarán descubriendo. Si queremos que su sacrificio signifique algo tenemos que irnos inmediatamente de aquí. No hay nada que podamos hacer por esa pobre gente.

    Jane no reaccionó. Tenía la mirada perdida en el vertedero. Había sufrido muchas vejaciones en su corta vida, pero el martirio de Mike parecía haber doblegado el espíritu de lucha que siempre la había caracterizado. Estaba cansada de luchar contra aquel mundo despiadado y miserable que no permitía el menor espacio para el menor gesto de bondad.
    Luke la cogió firmemente de la mano y ella lo siguió como una zombie. Bajaron la ladera opuesta al vertedero rápidamente y en silencio. Tenían un incierto y largo camino de huida por delante.
    Ya habían pasado casi dos horas desde que comenzó la tortura y hasta Ed estaba perdiendo la paciencia con aquel tipo. Nunca había visto a nadie tan testarudo. Otros a las primeras de cambio habían cantado todo lo que sabían.
    Mike yacía agonizante y sanguinolento en el suelo sin orejas ni nariz. Le habían rebanado siete dedos de las manos y le habían arrancado las uñas de los pies. Buena parte de sus extremidades había sido despellejada, pero aún así, pese al inmenso dolor, Mike no había dicho palabra.
    Perdía mucha sangre y pronto se desvanecería. Ed lo sabía y eso le ponía de los nervios. Lo que parecía un mero trámite se estaba convirtiendo en una maldita pérdida de tiempo.
    Estaba claro que el jodido cabrón estaba determinado a morir. No hablaría le hicieran lo que le hicieran, a no ser…

    - Bien, bien, bien… Felicidades. Eres el cabrón más duro que jamás haya visto. Está claro que estás por encima del dolor y la muerte…

    Ed observó a Mike que seguía en el suelo con los ojos cerrados y el rostro desfigurado en una mueca de dolor haciendo caso omiso a sus palabras.

    - Bueno, para ser exactos, por encima de tu propia muerte y sufrimiento- prosiguió Ed- ¿Sabes?, no llevo muy bien esto de las frustraciones. Aún me quedan muchos explosivos. Si te mueres sin decirme lo que quiero saber los emplearé en sepultar a todos esos bichos que convivían contigo ahí abajo ¿Qué me dices? ¿Es eso lo que quieres?

    Mike estaba al límite de su resistencia. Sólo deseaba morir. Sufría un dolor lacerante que prácticamente lo incapacitaba para concentrarse en nada más. Aún así alcanzó a oír la última amenaza de Ed. Tenía ganas de gritar de rabia y desesperación. Creía que su sacrificio bastaría para aplacar la sed de sangre de esos monstruos, pero se equivocaba…Había subestimado su crueldad.
    Pensó en la pobre gente que aguardaba muerta de miedo en los túneles un fatal desenlace, y la presión lo abrumó.
    Siempre había renegado del principio del bien mayor… Pero ahora se encontraba a las puertas de la muerte dispuesto a abrazarlo.
    Quizá, intentó consolarse, estas horas de sufrimiento les hayan dado la ventaja necesaria para huir. Él ya no podía hacer nada más por ellos, tenía que salvar a su gente.

    - La colina… -acertó a decir con el poco aliento que le quedaba-
    - ¿Qué colina?-inquirió Ed-
    - Oeste… Salida…Túnel… Huyeron por ahí.
    - ¿Hacia dónde viejo?

    Pero Mike no pudo contestar. El frío y la oscuridad se apoderaron de él. Una última palabra que acudió a su pensamiento: perdón.
    Ed zarandeó con furia el ya cadáver. Pero no reaccionó. Lo lanzó con desdén al suelo y se incorporó sacudiéndose el polvo. Se mantuvo unos segundos en silencio pensando qué hacer a continuación.

    - ¿Y ahora qué jefe? ¿Seguimos lanzando granadas a los comebichos?
    - No… Sería un desperdicio. Lo que vamos a hacer es subir a aquella colina y buscar el rastro de nuestras presas. Todavía debe estar fresco.
     
    #1

Comparte esta página