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Sociedad Canibal. Capítulo 21.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Kwisatz, 20 de Marzo de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 317

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    CAPÍTULO 21


    A Louis no le resultó muy difícil dar con el paradero de Frank.
    El rincón de los tiempos felices era el garito más exclusivo de la ciudad, y como buen playboy e hijo de uno de los hombres más poderosos e influyentes del lugar, sus visitas eran ya costumbre.
    El local gozaba con el mejor equipo de sonido y estaba decorado con un ostentoso y recargado mobiliario barroco que intentaba imitar el estilo palaciego de siglos pasados. La iluminación era tenue y predominaban las luces de neón de todos los colores.
    Un largo vestíbulo con sofás y mesitas bajas desembocaba en una amplia sala de baile circular con una barra de bar justo al fondo.
    Rodeando la zona de baile, en pequeñas salas privadas aisladas por pesados cortinajes aterciopelados que pretendían crear burbujas de intimidad, se alojaban los clientes más acaudalados.
    Louis no perdió el tiempo revisando uno por uno dichos espacios. Se dirigió directamente a la barra y habló con el barman. Él ya lo conocía y sabía a quién buscaba, así que inmediatamente reveló la ubicación de Frank señalando una de las salas.
    Las cortinas estaban echadas. Eso sólo podía significar que estaba en compañía, y probablemente no le gustaría que nadie irrumpiese allí.
    Pero era un caso de fuerza mayor. Se armó de aplomo y atravesó el cortinaje diligentemente. Se encontró a Frank desnudo con dos preciosas y sensuales homínidas arrodilladas en su regazo.
    Frank lo miró furioso

    - ¿Es que no sabes que significan unas cortinas cerradas? ¿No ves que estoy ocupado?
    - Lo siento mi señor, pero es algo urgente.
    - Más vale que lo sea.
    - Lo es, creedme. Vuestro padre ha ordenado apresaros.
    - ¿El viejo se ha atrevido a eso? ¿Estás seguro que no estás delirando?
    - Mucho me temo que no, señor.
    - ¿Se ha enterado de lo de los explosivos?
    - Eso he oído.
    - ¡Mierda! ¿Es que hay algo que no trascienda en esta jodida ciudad?

    Louis se quedó en silencio ante la retórica de la pregunta

    - ¿Sabes algún detalle más?
    - Según tengo entendido el capitán de la guardia debe conduciros al almacén oeste.
    - El almacén oeste… No las mazmorras. Sea lo que sea lo que se propone el viejo está claro que quiere que sea algo discreto. Muy propio de él, siempre tan preocupado por su jodida imagen de hipócrita de dignidad. ¿Dispongo de tiempo?
    - Se hará esta noche, señor.
    - Hummm…. Podría intentar huir de la ciudad. Pero sin tiempo para preparativos sería una huida precaria y… ¿a dónde se supone que tendría que huir?

    No, me quedaré aquí y le seguiré el juego al viejo. Tú, Louis, recluta hombres para mi causa y disponlos cerca del almacén oeste para que permanezcan a la expectativa de lo que allí suceda. Si algo sale mal quiero que entren sin miramientos y me liberen. Si tiene que ser por la fuerza que así sea.

    - Como usted mande.
    - Y Louis… no me falles en esta o me aseguraré de que acabes en una granja como alimento de homínidos, ¿me entiendes?
    - No le fallaré señor.
    - No me cabe la menor duda. Retírate.

    Antes de salir miró de refilón a las dos preciosas homínidas que todavía permanecían arrodilladas en el suelo.
    Cómo envidiaba a Frank y a todos los que eran como él. Con esas vidas tan hedonistas y despreocupadas.
    No eran conscientes de cuánto necesitaban de tipos como él para que les cubrieran las espaldas. No, no los sabían. Mejor así.
    Louis sonrió y salió a la calle.
     
    #1

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