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Sociedad Canibal. Capítulo 24.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Kwisatz, 27 de Marzo de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 313

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    27 de Septiembre de 2007
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    CAPÍTULO 24​


    Luke y Jane permanecieron petrificados donde estaban, a unos escasos cien metros de la granja.
    El sol ya se había levantado del todo y era posible distinguir algunos detalles.
    Lo más destacado del complejo era una gran casa de madera de dos pisos, con un espacioso porche, que se situaba a escasa distancia de la alambrada que circunvalaba todo el recinto.
    El edificio se veía en un estado de conservación aceptable a pesar de los desconchados en la pintura blanca que lo recubría y alguna que otra muesca en la madera.
    Asomando en la parte trasera se veía la parte superior de un molino de viento cuyas aspas giraban con parsimonia movidas por la leve brisa de la mañana.
    Más allá de la casa, al fondo, reflejando la incipiente luz solar, se alzaba una brillante estructura que doblaba aproximadamente la altura de un hombre.
    Luke nunca antes había visto un invernadero, pero las descripciones que había leído o le habían contado en alguna parte concordaban con lo que observaba.
    Al cabo de unos minutos una patrulla de hombres armados salió de las instalaciones y se dirigió hacia su posición apuntándoles con armas.
    Todos ellos iban más o menos uniformados con un traje beis de camuflaje, algo poco esperable de una granja experimental. Quizá fueran mercenarios contratados para proteger las instalaciones, sin embargo tenían todo el aspecto de ser soldados por sus maneras marciales.

    ¿Soldados... de qué ejército?
    - ¡Alto! No hagan ni un movimiento.
    - ¡No disparen! ¡No estamos armados!
    - Crucen las manos por detrás de la nuca y pónganse de rodillas.

    Luke y Jane obedecieron de inmediato las órdenes. Aun así pudieron ver de soslayo como uno de los miembros del pelotón se separaba para inspeccionar al motorista abatido.

    - ¿Quiénes sois y qué os ha traído aquí?
    - Somos… de la ciudad. Veníamos buscando a una persona.
    - ¿De la ciudad? ¿De cuál de ellas?
    - Albuquerque.
    - Ya veo… Tenéis pinta de fugitivos. Aquí no admitimos a vuestra gente. No somos un refugio ¿sabéis?, así que os sugiero que os deis la vuelta y volváis por donde habéis venido.
    - Pero, pero… Necesitamos saber si la persona que estamos buscando…
    - ¿A quién buscan?
    - Se llama Verónica, no envía su hermano Mike…

    El soldado los escrutó unos segundos en silencio unos segundos con el rostro impasible y sin mediar palabra se dio la vuelta y pidió a otro de sus compañeros que le relevara en la vigilancia mientras él se dirigía hacia la granja.
    Al cabo de unos largos e incómodos minutos regresó con una expresión menos adusta en el rostro y les ordenó que se levantaran y lo siguieran.
    Caminaron todo el trayecto hacia la casa escoltados y sin hablar. Entraron por la puerta principal y permanecieron en el hall hasta que una mujer de edad avanzada con el pelo cuasi cano pero con algunas mechas morenas hizo su aparición.
    La tez morena de su piel y su fibroso físico recordaba al de Mike, aunque sus ojos marrones con matices verdes eran más claros y sus rasgos faciales, al ser mujer, eran más suaves. Parecía una mujer de carácter, y con un atractivo que en su juventud debió ser más que notable.

    - Yo soy Verónica. He oído que habéis conocido a mi hermano Michael ¿cierto?
    - Así es señora- contestó Luke.
    - Está bien. Seguidme a mi laboratorio. No es necesario que envíes con nosotros a uno de tus hombres Walter. Parecen inofensivos, y además parecen en las últimas... –Un amago de sonrisa se dibujó en su dura expresión por breves instantes.
    Caminaron por los pasillos de la casona tras los pasos de Verónica, y tras un par de revueltas entraron en una amplia habitación amueblada únicamente con bancos de laboratorio y un par de banquetas altas.
    Recipientes de vidrio de todos los tamaños y formas podían verse dispersos sobre todas las superficies. Un par de mecheros Bunsen, botes de plástico rellenos con reactivos en polvo y aparataje científico de toda índole cuya función era del todo desconocida para Luke y Jane completaban la estancia.
    Verónica tomó asiento en una de las banquetas y los miró de arriba abajo durante unos segundos como si los estuviera analizando. Aunque su mirada era dura se podía vislumbrar cierto toque de amargura y tristeza en la expresión.

    - Así que habéis visto al pequeño Mike. Hace años que no veo a ese renacuajo... -bajó la mirada ensimismada como recordando alguna cosa y sonrió levemente- ¿Cómo está?

    Ni Luke ni Jane se atrevieron a contestar. Sin embargo su ominoso silencio y la tristeza que traslucían sus rostros fue lo suficientemente elocuente.

    - ¿Está muerto? ¿Cierto?

    Luke asintió con la cabeza sin decir nada

    - Entiendo... – Una lágrima resbaló por su mejilla- Parece que al final seré la última... ¿Tuvo al menos una muerte limpia?
    - Murió para salvarnos a nosotros y a la gente de la colonia donde vivía.
    - ¿Vivía en una colonia? En los últimos tiempos había escuchado rumores de que no muy lejos de aquí se había establecido una comunidad de gente que vivía bajo tierra y se alimentaba de insectos. A Mike siempre le habían encantado esos animales y alguna vez se me ocurrió que quizá él tuviera algo que ver con tan llamativas costumbres.
    - Él vivía allí. Era un miembro importante de la comunidad.
    - Ya veo. ¿Y cómo murió?
    - Nuestros perseguidores lo capturaron y lo torturaron hasta la muerte para que revelara nuestro paradero.
    - Entiendo... Mike siempre fue un idealista. Tenía un gran corazón. Yo lo quería mucho y el día que abandonó la granja una parte de mí se fue con él. Pero era demasiado compasivo y estos tiempos de barbarie no permiten ese tipo de gestos. No hasta que lleguen tiempos más civilizados.
    - Mike nos contó que en esta granja experimentabais con diversos tipos de plantas.
    - En efecto, pero en realidad sólo somos parte de un proyecto más grande y ambicioso en el que forman parte otros grupos de investigación. El cometido último de este grupo es el desarrollo de cultivos capaces de crecer en medio hostil y de este modo restaurar así la agricultura, uno de los pilares de la civilización. Alimentación sostenible para las masas. El proyecto Deméter.
    -Sería fabuloso si lo consiguierais. ¿Cómo van las investigaciones?
    - Hemos obtenido grandes avances. La producción se ha multiplicado por diez los últimos años. Pero sigue siendo insuficiente y el coste demasiado elevado. De todos modos las perspectivas son positivas.
    - ¿Y todos esos soldados? – Intervino por primera vez Jane.
    - Ah, ellos... Bueno, digamos que son nuestros aliados. Pertenecen a la NAA, New America Army.
    - ¿Y qué pintan ellos aquí, en una granja de experimentación?
    - Nos protegen. Al parecer nos consideran un recurso estratégico para sus planes.
    - ¿Y qué planes son esos?
    - Según tengo entendido pretenden restaurar lo que fue este país antes de la Gran Guerra. Es un movimiento que comenzó en la región de la antigua California y que al parecer se ha ido extendiendo progresivamente hacia la costa este. Si queréis más detalles deberíais consultarlos con Walter.
    Por cierto ¿quiénes eran esos que os perseguían? ¿Eran los mismos que torturaron y mataron a Mike?
    - Sí. Llevamos huyendo de ellos casi dos semanas.
    - ¿Y por qué os persiguen de forma tan implacable?
    - Es... Una larga historia –Luke miró complicemente a Jane, la cual le devolvió el gesto- Digamos que tiene que ver con un asunto de cierta gravedad que afecta al gobierno de la ciudad de la que procedemos.
    - ¡Ah, las ciudades! ¡Qué aberración! ¿Cómo pudo caer tan bajo el ser humano? Supongo que las necesidades extremas requieren medidas extremas, pero aun así... Bueno, qué puedo decir yo. En realidad soy una privilegiada... No sois los primeros fugitivos que pasan por aquí. Desgraciadamente esto no es un refugio y les tenemos que pedir que se marchen. Los recursos son muy limitados y mucho me temo que pronto tendréis que hacer lo mismo.
    - Pero ¿a dónde podemos ir? No hemos hecho otra cosa que huir desde hace semanas. Estamos agotados y esos asesinos no dejarán de perseguirnos.
    - Lo entiendo. Pero estas son unas instalaciones experimentales y sólo estaríais autorizados a permanecer en ellas si formarais parte de mi equipo de investigación.
    - Podríamos ayudar – replicó Jane de inmediato.
    - Me temo que no es tan fácil. Carecéis de los conocimientos y la formación necesaria para prestar una ayuda efectiva. A no ser...
    - Haremos lo que sea necesario Verónica. Te damos nuestra palabra.
    - Venid conmigo- Fue lo único que repuso Verónica mientras se dirigía fuera de la habitación.

    Luke y Jane caminaron detrás de ella casi al instante. La siguieron por un estrecho corredor hasta encontrarse frente a una puerta cerrada al final del pasillo custodiada por dos militares.

    - Esto que vais a ver es máximo secreto. Si entráis en esa sala conmigo tendréis conocimiento de un alto secreto que comprometerá vuestras vidas. A partir de ese momento entraréis al servicio de mi grupo de investigación y por tanto de la NAA. Nada podrá relevaros de vuestras nuevas responsabilidades excepto la muerte ¿Lo habéis entendido? Aún estáis a tiempo de renunciar. Podréis abandonar la granja sin sufrir daño alguno y nadie os lo impedirá.

    Tras reflexionarlo en silencio durante varios segundos, primero Jane y después Luke asintieron gravemente dando su conformidad.
    Verónica los miró a los ojos sin que su rostro denotara ninguna emoción y a continuación pidió paso a los custodios.
    Tras la puerta había una empinada escalera descendente que conducía a un sótano débilmente iluminado por los escasos rayos de sol capaces de atravesar las empañadas claraboyas.
    Descendieron cautelosamente por los peldaños hasta llegar al nivel del suelo. Una vez allí Verónica pulsó un interruptor y varios tubos de neón sujetos al techo se encendieron revelando un escritorio sobre el cual había un aparato con forma de caja y una pantalla parecida a un televisor adjunta.
    Frente a la pantalla había algo parecido a una máquina de escribir unida por un cable al aparato en forma de caja y junto a ella, también unido por un cable a la caja, otro objeto de formas redondeadas.

    - Lo que veis aquí es un ordenador. Es un aparato muy sofisticado y a la vez delicado de antes de la guerra. No existen muchos que todavía sean operativos. Es difícil explicar cuál es exactamente su utilidad. Pero para que os hagáis una idea es una poderosa herramienta de cálculo que sobrepasa de forma extraordinaria la capacidad humana, tanto por la cantidad de datos que es capaz de procesar como por la rapidez con lo que lo hace. Gracias a este aparato el ritmo de las investigaciones se ha acelerado considerablemente.

    También es la llave para acceder a la información guardada en soportes informáticos de antes de la Gran Guerra.
    Precisamente hace ya tiempo que conseguimos recuperar un archivo en el cual estaba almacenado un antiguo mapa militar de la zona circundante.
    Según dicho mapa a escasos kilómetros de aquí hay un bunker militar oculto en una zona montañosa.
    He intentado que la NAA mande efectivos a explorarlo e investigar si existe material militar o información valiosa en esas instalaciones.
    Inexplicablemente el capitán Walter, al mando del destacamento, se ha negado en redondo a hacerlo. Según él las instrucciones recibidas del alto mando le obligan a mantener a todos sus hombres guardando la granja experimental hasta nueva orden.
    Ya os podéis imaginar lo increíblemente frustrante que resulta tener una mina de información tan cerca y no poder hacer nada.

    - ¿Lo que pretende decirnos es que quiere vayamos nosotros a investigarla? – preguntó Jane.
    - En efecto. Como miembros de mi equipo de investigación puedo encomendaros cualquier tarea que observe necesaria para mis experimentos.
    - Pero puede ser peligroso, ¿cierto? – Pregunto Luke.
    - Siempre hay un riesgo. Pero ahora no tenéis otra alternativa. Conocéis la existencia del ordenador. Si no estáis en mi equipo ambos estáis muertos.
    - Esto...Esto... Es coacción- Protestó débilmente Jane.
    - Vamos, vamos, no lo toméis tan a mal. Iréis bien equipados y os daremos víveres suficientes para que os resulte lo más llevadera posible la expedición. Es lo único que puedo hacer para ayudaros.
    - Lo comprendemos y te estamos agradecidos- convino Luke, no sin antes solicitar con la mirada el beneplácito de Jane que giró la cara.
    - Perfecto. Hablaré esta noche con Walt y mañana os pondréis en camino. No hay tiempo que perder. Ahora acompañadme y os conduciré a las habitaciones de invitados donde podréis descansar un poco y haré que os manden un poco de comida enlatada.
     
    #1

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