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Sociedad Canibal. Capítulo 26.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Kwisatz, 3 de Abril de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 286

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    CAPÍTULO 26​

    Todavía era de noche cuando unos golpes secos en la puerta de sus respectivos dormitorios seguidos por una voz autoritaria sacaron a Luke y Jane de su profundo sueño. Era la primera vez en muchos días que podían descansar con relativa tranquilidad.
    Al despertar descubrieron que sus raídos atuendos habían sido sustituidos por uniformes militares de camuflaje estampados en varios tipos de marrón y ocre.
    Aunque no se correspondían exactamente con su tallaje ambos agradecieron el tacto y el olor de ropa limpia y en buen estado.
    De todo el conjunto lo que más apreciaron fue el calzado. Las botas militares, aunque toscas, se acoplaban perfectamente a sus pies y hacía más fácil y cómodo el caminar.
    Luke y Jane salieron prácticamente al mismo tiempo de sus habitaciones y se encontraron en el corredor que las conectaba observándose mutuamente con sus nuevas vestimentas. Una sonrisa afloró en sus caras al verse tan desgarbados y somnolientos. Sin embargo lo que realmente subyacía en sus sonrisas era el alivio de saberse supervivientes ante todo pronóstico de una situación límite.
    Sin mediar palabra caminaron hacia las escaleras y bajaron al hall donde en la penumbra les esperaba un hombre de elevada estatura, fornido y con la cabeza y la cara rasurada de cuarenta y pocos años. Tenía un aspecto marcial que infundía respeto y cautela. A pesar de su circunspección típicamente militar su rostro translucía cierto malestar.

    - Soy el sargento Walter Renly, sargento de infantería de la NAA y responsable de este destacamento estratégico. Verónica me ha informado de que habéis sido reclutados para su equipo de investigación y que os ha encomendado dirigiros a las antiguas instalaciones militares a pocos kilómetros de aquí.
    - Está en lo cierto sargento – contestó Luke intentando resultar lo más marcial posible.
    - Llámame Walt. Los civiles no tienen la obligación de dirigirse a mí por la graduación. Y ahora escuchad con atención. No apruebo esta misión en absoluto, pero entiendo que al haber sido aceptados en el equipo de investigación habéis tenido acceso a información reservada de alta importancia. Asumo que ya conocéis la existencia del ordenador y ya sólo por eso no puedo permitir que circuléis sin vigilancia. No podemos correr el riesgo de que se os ocurra desertar, de modo que hasta que vuestra lealtad a la NAA no sea lo suficientemente probada yo tutelaré todos vuestros movimientos. Parece ser que al final esa vieja arpía de Verónica se va a salir con la suya, así que vamos a acabar con esto lo más rápidamente posible. A partir de ahora yo estoy al mando y haréis lo que se os pida ¿Entendido?
    - Eh... Sí, señor...

    Luke miró apremiante a Jane que aún no había respondido nada y está le devolvió la mirada confusa antes de contestar ella también

    - Eh... Sí.
    - Está bien, coged los petates y andando. Quiero que estemos allá antes de que caiga la noche.

    Partieron con las primeras luces del alba por una discreta entrada secundaria en uno de los laterales del recinto próximo a una formación rocosa.
    Caminaron durante todo el día con paradas intermitentes de pocos minutos para beber y comer algún bocado.
    Walt guiaba la marcha y apenas cruzó palabra con sus acompañantes. Por su parte Luke y Jane se dejaban conducir con cierta alegría y despreocupación llegando a bromear entre ellos en ciertos momentos.
    Si no hubiera sido por las miradas reprobadoras de Walt cuando su conversación se hacía demasiado ruidosa, alguien ajeno al grupo habría creído estar delante de un grupo de excursionistas.
    La jornada se desarrolló sin incidentes y a la llegada de la tarde, conforme había planificado Walt, ya se encontraban próximos a la base militar.
    Por aquel entonces Luke y Jane se encontraban totalmente desinhibidos y Jane reía de buena gana con las imitaciones grotescas que Luke hacía de Frank Hammond.
    Walt estaba a punto de lanzarles el enésimo reproche cuando el impacto de una bala a escasos centímetros de su posición los puso en alerta.

    - Cuerpo a tierra, ¡Ya! – Gritó Walt tajante y por instinto.

    Luke y Jane obedecieron de inmediato.
    Un nuevo disparo sonó en la lejanía levantando pequeñas esquirlas de piedra al impactar en una roca cercana.
    Walt se arrastró hacia una roca cercana e indicó a sus compañeros con gestos que lo imitaran.
    Permanecieron muy quietos y en silencio durante varios minutos con el oído alerta intentado discernir el sonido de pasos aproximándose. Pero nada parecido ocurrió, solo silencio.
    Walt se incorporó cuidadosamente y asomó lentamente la cabeza por encima de la roca que los protegía. Casi al momento un nuevo disparo sonó e impactó peligrosamente cerca de su cabeza.
    De inmediato se agachó de nuevo, se estiró en el suelo y les habló en susurros.

    - Hay un francotirador. Es bastante competente pero no es un profesional porque de lo contrario alguno de nosotros ya estaría muerto. Creo que he conseguido hacerme una idea aproximada de su posición. Voy a esperar a que se extinga la luz del día y a continuación voy a desplazarme sigilosamente hasta él para neutralizarlo. Vosotros permaneceréis quietos y en silencio. Si pasado un tiempo no tuvierais noticias de mi emprended la retirada. Hacedlo cuando aún sea de noche, así quizás tengáis alguna oportunidad de salir vivos, en el caso de que no disponga de una mira telescópica térmica.
    Dicho esto comenzó a arrastrarse y en pocos segundos desapareció en la oscuridad.
    Durante unos largos y tensos minutos, que se hicieron eternos, Luke y Jane permanecieron tumbados en el suelo en silencio e inmersos en una creciente oscuridad.
    Un desgarrado grito infantil rompió la quietud seguido de los sollozos de una niña que gritaba “¡Hermanito!” desconsolada una y otra vez.

    - ¡El peligro ha sido neutralizado, el camino ha sido despejado!- Sonó alta y clara la voz de Walt en la distancia imponiéndose a los lamentos.

    Algo confusos, primero Luke y después Jane, se reincorporaron y caminaron hacia la fuente de sonido.
    Cuando llegaron encontraron a un taciturno Walter custodiando a un niño y a una niña. El niño yacía inerte en el suelo y parecía no respirar. La niña tenía la cara enterrada en el abdomen del niño que amortiguaba sus lamentos. Ambos tenían el cabello rubio y extremadamente claro y no parecían pasar de los diez o doce años de edad.

    - ¿Que ha pasado aquí?- Se atrevió Luke a preguntar.
    - El niño era el francotirador. Lo he abatido.
    - ¡Era sólo un niño! – Reprendió Jane a Walt.

    Este le lanzó una mirada dura y fría antes de contestar

    - Era un sujeto peligroso con un arma que había intentado matarnos.

    Un incómodo silencio se instaló entre los dos, los cuales seguían sosteniéndose la mirada el uno al otro mientras la niña, ajena a la tensión, continuaba llorando sobre el cadáver del niño.
    Finalmente Luke osó a intervenir

    - Seguramente Walt no se dio cuenta de que era tan sólo un niño hasta que fue demasiado tarde ¿verdad?

    Pero Walt no contestó. Jane por su parte apartó la mirada de Walt y caminó hacia los niños. Se arrodilló junto a la niña, la estrechó entre sus brazos y la besó en el pelo.
    La niña levantó la cabeza entonces y le devolvió el abrazo. Lloró en el regazo de Jane, mientras ella le acariciaba suavemente los cabellos y le susurraba palabras cariñosas y tranquilizadoras.
    Luke las observó con el corazón encogido. Se fijó en el rostro de los niños, que era prácticamente idéntico. Al parecer eran gemelos, hermano y hermana. Pese a la suciedad de sus cuerpos era posible apreciar la tez clara de sus pieles reflejando la mortecina luz de la luna llena que ahora brillaba en el cielo confiriéndoles el aspecto de apariciones espectrales.
    Tras varios minutos Walt habló de nuevo instándoles a continuar

    - Tenemos que movernos, no podemos quedarnos aquí.

    Jane levantó con delicadeza a la niña y le preguntó dónde estaba su casa. La niña respondió señalando una dirección con su mano mientras con la otra trataba de secar sus lágrimas.

    - Luke, recoge al niño. No podemos dejar su cuerpo abandonado aquí.
    - Yo me encargaré del fúsil- repuso Walt cortante.

    Luke obedeció y recogió el cadáver del niño, lo cargó entre sus brazos y avanzó siguiendo de cerca a Jane y a la niña que avanzaban cogidas de la mano.
    A pesar de que la oscuridad era total y del shock la niña avanzaba sin vacilar y pronto se encontraron en frente de una pared escarpada de piedra.
    Una pesada puerta metálica disimulada entre las rocas bloqueaba la entrada a lo que parecía un bunker militar.
    La niña entonces se acercó al cadáver de su hermano, que Luke transportaba en volandas, e introdujo la mano entre sus harapos de los que sacó una llave de metal de complicada factura.
    Sin mediar palabra embocó con ella el paño de la cerradura y tras tres vueltas la puerta se abrió con un chirrido.
    Dentro todo también estaba oscuro y cuando la niña cerró de pronto las puertas tras de sí una sensación de alarma invadió de inmediato al grupo pensando que podía tratarse de una encerrona.
    Sin embargo en breve se hizo la luz en cuanto la niña accionó el interruptor que encendía los grupos electrógenos.

    - Papa siempre nos decía que nos aseguráramos de cerrar bien la puerta antes de encender las luces.

    Un largo pasillo metálico conducía al interior del complejo construido en la roca. Habitaciones vacías con signos de haber sido largamente abandonadas tiempo atrás se repartía a ambos lados.
    Todos caminaron cautelosos detrás de la niña hasta que ésta se detuvo junto a una sala. Era la última habitación antes de llegar al final del pasillo.

    - Aquí dormíamos Hansel y yo.

    Dos literas, un escritorio y una taquilla metálica era todo su mobiliario. Sin embargo habían notas de color que hacían esta habitación diferente a las demás.
    En las paredes había pegados multitud de dibujos de trazo infantil en los que se repetían con cierta asiduidad tres figuras, una de ellas más grande que las otras dos.

    - ¿Los habéis pintado vosotros?- Preguntó con dulzura Jane
    - Sí...
    - ¿Esos sois vosotros?
    - Sí, somos nosotros con papá
    - ¿Y papá dónde está?

    El silencio de la niña fue elocuente

    -Entiendo... ¡Oye! Ese dibujo es muy bonito. ¿Lo pintaste tú?
    - Sí.
    - ¿Eso es una casa?
    - Sí, es una casa de caramelo.
    - Caramelo... Qué original. ¿Cómo se te ocurrió?
    - Nuestro papá siempre nos leía cuentos antes de ir a la cama. Era nuestro cuento favorito, iba de dos niños que se llamaban como nosotros que eran abandonados por su papá y encontraban una casa de caramelo en el bosque, pero estaba habitada por una bruja que se los quería comer. Al final los niños conseguían matar a la bruja y volvían con su papá que estaba arrepentido de haberlos dejado.
    - Entonces tú te debes llamar Gretel, ¿cierto?- intervino Luke
    - ¡Sí!

    Por un instante el rostro de la niña pareció iluminarse un poco, pero pronto cedió a la tristeza de nuevo.

    - Ahora estoy sola

    Luke y Jane la miraron con compasión y después se miraron entre sí

    - Ahora nos tienes a nosotros- Sentenció Jane abrazándola con fuerza.
     
    #1

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