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Sociedad Canibal. Capítulo 31.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Kwisatz, 8 de Mayo de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 280

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    CAPÍTULO 31


    De nuevo, como si sus vidas fueran una hégira sin fin de destino incierto, Luke y Jane partieron a primera hora de la mañana en un todoterreno militar custodiados por el sargento Mitch rumbo a los cuarteles centrales de la NAA en Phoenix, la capital del antiguo estado de Arizona.
    Era el único vehículo operativo del destacamento. En el caso de que no llegaran a destino, la granja y todos sus habitantes perderían todo contacto con la base de la NAA de forma indefinida hasta que en el próximo reabastecimiento programado alguien reparara en ellos. Esto implicaría que durante todo ese tiempo serían vulnerables a cualquier amenaza externa.
    Había mucho en juego y todos los ocupantes del Jeep lo sabían.
    Mitch, sin apenas presentaciones, les comunicó que conducirían sin pausa hasta llegar a Phoenix. El plan era que se irían relevando al volante y sólo pararían una vez cada ocho horas durante unos pocos minutos para hacer sus necesidades fisiológicas y si hacía falta repostar.
    Permanecer en movimiento era la forma más segura de afrontar el viaje y evitar emboscadas y otros peligros. Luke y Jane acataron el plan sin queja alguna.
    Las otrora autopistas habían quedado inhabilitadas por los masivos daños en los años de la Gran Guerra.
    Condujeron mayormente campo a través, evitando en la medida de lo posible todas las carreteras principales en cuyas áreas de carretera se guarnecían bandas de saqueadores, utilizando como guía una vieja brújula que el soldado llevaba consigo y un antiguo mapa turístico.
    Fue un viaje agotador en el cual permanecieron casi todo el tiempo callados y alertas ante cualquier indicio de peligro. Afortunadamente no tuvieron ningún percance significativo en el trayecto y en algo más de un día y medio se encontraron en las inmediaciones de Phoenix.
    No era necesario ser muy perceptivo para darse cuenta de que Phoenix era considerablemente mayor que su ciudad natal.
    La guerra parecía haber hecho menos estragos allí y aún podían apreciarse algunos rascacielos semiderruidos en pie como testimonio de épocas de mayor prosperidad.
    Sin embargo había algo extraño en todo aquello. Apenas podía observarse actividad humana, algo extraño para una capital de aquellas dimensiones. Comparado con Albuquerque aquello parecía una enorme ciudad fantasma.

    - ¿Dónde está la gente? – Pregunto Luke intrigado a Mitch
    - Los ciudadanos están confinados en los sectores residenciales. El perímetro de la ciudad era demasiado extenso para poder garantizar la seguridad, así que optamos por concentrar la población en determinados barrios para una mejor supervisión.

    La respuesta de Mitch, más que satisfacer su curiosidad le produjo una cierta desazón. Tanto control le ponía nervioso, aunque fuera necesario para instaurar el orden. De todos modos disimuló sus recelos y se abstuvo de seguir preguntando.
    Al cabo de un cuarto de hora se encontraron frente al parking de lo que parecía una antigua galería comercial reconvertida en base militar.
    Una guarnición de soldados cubierta por tres todoterrenos equipados con torretas les dieron el alto.
    Mitch se encargó de presentar las credenciales del grupo, mientras Luke y Jane se mantenían al margen.
    Tras una tensa espera de varios minutos para realizar la pertinente confirmación les dieron paso y finalmente lograron aparcar el vehículo en una de las numerosas plazas del aparcamiento subterráneo.
    Accedieron al edificio a través de una de las entradas de acceso y subieron varios tramos de escaleras mecánicas fuera de servicio hasta que se encontraron en la planta baja.
    La sala estaba repleta de gente sentada en hileras de incómodas sillas de espera, aguardando probablemente su turno para realizar las gestiones que los habían traído allí.
    Por doquier se veía personal armado hasta los dientes manteniendo el orden.
    Uno de los soldados al verlos entrar se dirigió a ellos preguntando por los motivos de su presencia allí.
    Mitch facilitó de nuevo sus credenciales y presentó a Luke y Jane como representantes de la organización Project Tomorrow con información importante para el coronel Montgomery.
    El guarda procedió entonces a conducirlos a una sala distinta de dimensiones más reducidas en la que podían distinguirse las puertas metálicas de dos líneas de ascensor custodiadas por sendos guardas cada una. El recinto contaba con varias plantas artificiales que daban algo de color a las grises paredes de mármol en las que aún se atisbaban restos de carteles promocionales de antes de la guerra. Un mostrador de obra vacío y más sillas de espera eran el único mobiliario.

    - Esperen aquí. El coronel Montgomery ahora mismo está ocupado en varios asuntos urgentes y les atenderá tan pronto como le sea posible.

    El grupo asintió y tomó asiento mientras el soldado que los había guiado se retiraba de nuevo a la sala grande.
    Mantuvieron silencio ante la atenta mirada de los miembros de la NAA, pero tras más de una hora de espera Luke decidió retomar la palabra y se dirigió a Mitch para consultarle algunos aspectos que habían llamado su atención.

    - Mitch, ¿Quién es toda esa gente de la sala grande?

    Éste le dirigió una mirada entre aburrida y hosca pero contestó

    - Son habitantes de Phoenix
    - ¿Y qué les trae hasta aquí?
    - Han venido a por su cuota de suministros. Están racionados.
    - Ah... – Fue lo único que acertó a decir Luke.
    - ¿Hay suficientes suministros para abastecer esta ciudad?- Intervino entonces Jane.

    Mitch la miró hostil y por un momento pareció que la conversación iba a llegar a su fin. Sin embargo también respondió.

    - Realmente no. No hay suficiente para todos los habitantes, son cantidades testimoniales, casi todo se reserva para la milicia y aun así son muchos los soldados que tienen que buscarse la vida para completar sus exiguas dietas.
    - ¿Entonces cómo logran sobrevivir los habitantes de Phoenix?- insistió inquisitivamente Jane

    Pero la respuesta no llegó. Uno de los militares que custodiaba las puertas del ascensor se acercó a ellos para anunciarles que serían inminentemente recibidos por el general Montgomery.
    Al cabo de escasos minutos se encontraban en la última planta del centro comercial convertido en base de operaciones.
    En cuanto se abrieron las puertas del ascensor, escoltados por cuatro soldados, cruzaron un vestíbulo y caminaron recto por un largo pasillo con oficinas abandonadas a ambos lados hasta alcanzar un gran despacho al fondo del mismo.
    Dentro les aguardaba, tras una majestuosa mesa de roble, un hombre enjuto y nervudo de unos cincuenta años. Las múltiples arrugas unidas a unas profundas ojeras concedían un aspecto grave y cansado a su curtido rostro.
    Parecía la cara de alguien nervioso, incapaz de conciliar el sueño abrumado por las responsabilidades del cargo.
    Sin embargo su mirada dura y fría parecía revelar una voluntad de hierro detrás de la máscara de hombre cansado.
    Como contrapunto a tan severa estampa un fugaz bigotillo sobre su fino labio superior le otorgaba un punto de frivolidad.
    Cuando se encontraban a menos de dos metros de la mesa, Mitch se cuadró frente al general e hizo un saludo militar ante la estupefacción de Luke y Jane que se pararon en seco.

    - Sargento Mitch de escuadrón de reconocimiento Delta, señor.
    - Descanse- Repuso Montgomery tras una breve pero dramática pausa en silencio- Me han informado que su destacamento ha sufrido un ataque inesperado por parte de un enemigo inidentificado y bien armado ¿Es eso cierto?
    - Afirmativo, señor.
    - También me han comentado que causaron seis bajas entre nuestras filas ¿Es eso cierto?
    - Afirmativo…, señor. Buenos hombres todos ellos.
    - Seis bajas... Se supone que su unidad son exploradores de élite, adiestrados para desenvolverse en puntos fronterizos conflictivos. Quiero una explicación.
    - Señor... tenían material explosivo... No...es habitual que los civiles manejen ese tipo de armamento.
    - Ya veo. Sabrá al menos su número.
    - Señor, fue un ataque sorpresivo, no pudimos averiguar su número exacto pero estimamos que habían en torno a unos veinte de ellos.
    - ¿Y se puede saber qué llevo a veinte hombres armados inidentificados a atacar una de nuestras instalaciones experimentales? ¿Tiene algo que ver con la gente que te acompaña?
    -Señor, eso... Creo que lo más indicado es que ellos mismos le den los detalles.

    Montgomery desplazó entonces su inquisitiva mirada a Luke y Jane que habían permanecido en cauteloso silencio.

    - ¿Quiénes sois vosotros?
    - Yo soy Luke y ella es Jane. Formamos parte del equipo de Verónica en Project Tomorrow.
    - Me refiero a antes de Project Tomorrow. Sé que os han aceptado recientemente entre sus filas. Yo quiero saber vuestros orígenes.
    - Bien, nosotros... –Luke miró interrogante a Jane como pidiéndole permiso para continuar, pero ella le devolvió la mirada con una expresión neutra que parecía trasladarle el peso de la decisión a él- Venimos de una de las ciudades más al este, de Albuquerque. No sé si ha oído hablar de ella.
    - Sé de su existencia. No obstante aún poseo conocimientos someros de la misma. Me han llegado rumores de que todas las ciudades de la zona se administran de forma independiente gobernadas por un conjunto de familias que podría decirse que son... como la aristocracia de allí. ¿Me equivoco?
    - Es correcto señor.
    - También he oído rumores inquietantes de que debido a la escasez de recursos han instaurado un... sistema de... aprovisionamiento... basado en el canibalismo. ¿Es eso cierto también?
    - Sí, lo es –La expresión de Luke y Jane se volvió sombría al recordar la vida allí.

    Montgomery sin embargo no pareció mostrar signos de estupor ante la revelación.

    -¿La NAA estará en contra del canibalismo? –Espetó Jane lanzando una mirada de desafío al general
    - La NAA tiene como objetivo último devolver a este país a su antiguo esplendor. Sus prioridades son la unificación y pacificación de los territorios y el progreso tecnológico. Naturalmente durante este proceso el canibalismo debe ser erradicado.

    Tras un tenso silencio, la expresión de Jane se suavizó y finalmente asintió levemente dando por válida la respuesta.

    - Bien. Volviendo a los asuntos prácticos. Lo que la NAA desconoce es la capacidad de autodefensa de dichas ciudades. Quizá en este punto podrían ampliar la información que poseemos.

    Luke entonces contó todo lo que sabía sobre la ciudad donde se había criado. Habló de las milicias de autodefensa, del material bélico que poseía la ciudad, de las fábricas y del muro de fortificación construido con chatarra alrededor del perímetro habitado.
    Montgomery escuchaba con atención y asentía para que continuara. Cuando reveló todo lo que Luke sabía, Montgomery soltó un suspiro de resignación.

    - Justo lo que me temía. Probablemente los atacantes del destacamento pertenecían a una de esas ciudades independientes.

    Llevamos mucho tiempo estancados en este territorio. Los altos mandos de California nos instan a que iniciemos una nueva campaña de expansión, pero los suministros son cada vez más escasos y nuestras filas hace mucho que no se refuerzan con nuevos reclutas.
    Y ahora vienes a confirmar mis temores: ciudades fortificadas y bien armadas en nuestro horizonte. Sería una guerra de desgaste y perderíamos muchos efectivos en la toma de alguna de ellas. Al final acabaríamos arrinconados y vulnerables. No podemos correr ese riesgo.
    Esta sentencia dio al traste con las esperanzas de Jane, que en los últimos minutos había empezado a atisbar una luz de esperanza para finalizar la barbarie que había sufrido ella y otros como ella. Se mordió el labio con rabia. No se conformaba sólo con sobrevivir, nunca podría olvidar lo vivido. Ahora era consciente de que nunca hallaría la paz hasta que no pagaran aquellos que la había intentado convertir en un trozo de carne, en un mero objeto. Aquellos que desde su nacimiento le habían negado su humanidad.

    - ¡No podemos quedarnos con los brazos cruzados! ¡Hay muchos seres humanos que nos necesitan! ¡Tú no sabes lo que es vivir allí! ¡Tú no sabes el infierno que supone que nadie reconozca tu humanidad! ¡Que te traten como ganado! ¡Qué.... –La rabia y la indignación de Jane bloquearon su discurso como si de pronto toda la rabia acumulada fuera a implosionar sobre si misma.

    Montgomery se sobresaltó ante el súbito arrebato de ira de la chica tras lo cual compuso mueca de desaprobación.

    - Señorita, usted no es nadie para darme órdenes. Haremos lo mejor para la NAA. Y si no está de acuerdo con nuestra política es libre para marcharse.

    Jane se disponía a replicar con furia cuando notó el tacto de dos manos posándose suavemente sobre sus hombros. Era Luke. Él era el único que podía entender cómo se sentía. De algún modo ese gesto la apaciguó e impidió que se enzarzara en una discusión que no habría llevado a ninguna parte.

    - Bien, creo que si la señorita no desea añadir nada más, por hoy hemos terminado.

    Parecía que la entrevista había llegado a su fin. Se dirigían al ascensor cuando Mitch recordó de pronto el hallazgo que Luke y Jane en su visita al bunker y volvió a interpelar al general.

    - Señor... He olvidado mencionar que los dos miembros del PT que acaban de presentarse estuvieron explorando un bunker cercano a la granja experimental y encontraron esto.

    Mitch se giró reclamando la misteriosa pieza a Luke, que era quien la custodiaba. Azarosamente Luke la buscó en sus bolsillos y tan pronto como la encontró se la cedió a Mitch. Ya casi había olvidado que la tenía.
    Montgomery, que les había dado la espalda mirando a través de los ventanales del fondo de la sala, se giró unos instantes y observó con desinterés el pequeño objeto.

    - Probablemente no sea nada valioso, pero que estos dos se lo lleven a Gary, el representante de Project Tomorrow en la base, para conocer su parecer.
    - Señor, como usted ordene, señor.
    - Retírense.
     
    #1

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