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Sociedad Canibal. Capítulo 9.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Kwisatz, 6 de Febrero de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 275

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    CAPÍTULO 9​


    Un escalofrío helado recorrió las espaldas de ambos. Al final Ed y lo que quedaba de su banda habían dado con ellos. Era el fin.
    Lentamente se giraron hacia la puerta del granero para ver de cara la amenaza, pero no alcanzaron a distinguir a nadie fuera.
    Tras un intervalo de unos pocos segundos una figura emergió de la oscuridad portando lo que parecía un viejo fusil de caza de dos cañones.
    El portador era un hombre de avanzada edad de físico nervudo. Tenía el pelo cano y una poblada barba blanca mal recortada. Por contra, la tez de su piel era oscura y se veía curtida por la intemperie. Sus ojos, a pesar de la escasa luz lunar se adivinaban dos pozos oscuros.
    Se los quedó mirando un largo minuto y finalmente volvió a hablar

    -¿Quiénes sois y qué hacéis en mi granero?
    -¡Dile al perro de Ed y a su amo Frank que se vayan al infierno! – Espetó con toda su rabia su respuesta Jane
    - ¿Ed? ¿Ed el desollador?
    -El mismo ¿Es que no lo conoces?
    -Por desgracia sí.
    -¿No formas parte de su banda?
    -¿Me estas insultando muchacha?
    -¿Entonces...?
    - Vamos a ver... Vosotros tampoco parecéis de la banda de Ed... Pero tampoco os había visto nunca por aquí. ¿Es que os habéis fugado de la ciudad o qué demonios?
    - Algo así – Intervino Luke.
    - ¿Algo así? ¿Sois prófugos o no lo sois?
    - Es complicado de explicar.
    - Mira muchacho no estoy para adivinanzas, la noche no va durar siempre. Dame una respuesta convincente o ya sabes lo que te espera... Ahora que lo pienso, ya que habéis mencionado a ese malnacido de Ed ¿Tú no sabrás nada de la columna de llamas que ha salido de su campamento esta noche, verdad?
    - A decir verdad sí.
    - Soy todo oídos... –Una sardónica sonrisa asomó en la cara del misterioso hombre.
    - Bueno, verá... Ese estallido... lo provoqué yo.
    - ¡Demonios chico! ¿Lo dices en serio o sólo te estás intentando apuntar un tanto que no te corresponde?

    Luke apuntó con la mirada al M-16 dejado caer en el suelo

    - ¡Fíjate que pedazo de arma! Me parece que empiezo a creerte. Pero dime ¿Qué te había conducido a la guarida de esa alimaña?
    - Ella –Contestó Luke escuetamente.

    El anciano se la quedó mirando incrédulo

    - ¿Has ido tú sólo hasta el campamento de Ed, Ed el desollador, para rescatar a esta chica? ¿Qué es esto, un puto cuento de hadas? ¿Y tú eres el príncipe salvador?
    - En realidad no.
    - Ahora sí que me tenéis intrigado muchacho, pero no he venido hasta aquí para escuchar historias. Estoy corriendo un riesgo considerable y no quiero problemas con las hienas de Ed. Así que te recomiendo que me expliques de forma resumida y concisa lo que os ha traído hasta aquí.
    - Vera, ambos somos originarios de la ciudad. Ella es una homínida prófuga, propiedad de gente importante de allí, y yo soy un ciudadano de tercera clase que trabaja para el departamento de asuntos homínidos que tenía como misión su recuperación.
    - ¿Homínidos? ¿Así es cómo los llaman esos caníbales hijos de puta a sus esclavos? Más vale que me digas que no eres uno de ellos porque no dudaré en reventarte el cráneo de un balazo.
    - ¡No, no lo haga! –Intervino Jane- Él no es como los demás. No pretendía devolverme a la ciudad ¿verdad?

    Cruzó una mirada cómplice con Luke unas breves décimas de segundo y éste asintió.
    El viejo se los quedó mirando largamente durante unos segundos y finalmente bajó el arma.

    - Aún tenéis muchas cosas que explicar, pero no tengo tiempo que perder. El amanecer está cerca y caminar a pleno sol por estos baldíos es lo mismo que pedir problemas a gritos. Así que dejadme acceder en paz a mi criadero secreto... Mierda... Casi secreto ahora, y luego podéis hacer lo que queráis, hasta venir conmigo si no os convertís en un lastre.

    Luke y Jane se echaron a un lado y el viejo avanzó presto hacia la montaña de heno. Apartó un buen montón de él y apareció una trampilla que hasta ese momento había pasado inadvertida, la cual poseía una hendidura de formas caprichosas de un grosor muy inferior al de un dedo humano.
    El viejo sacó de uno de los sacos que llevaba en la cintura un alambre retorcido atado a un hilo, que como era previsible encajaba en la hendidura. Cuando estuvo bien encajado el viejo tiró y la trampilla se abrió dando paso a un sótano.
    Sin más demora descendió por unas escaleras de mano y tras unos escasos minutos volvió a resurgir del agujero con varios sacos llenos de algo que se movía en el interior. De inmediato cerró de nuevo la trampilla y con gran premura volvió a colocar la montaña de heno casi como la había encontrado al llegar.
    Luke no pudo resistir la curiosidad y se atrevió a preguntar

    - No es que quiera meterme donde no me llaman pero... ¿Qué lleva en esos sacos?
    - Insectos –Contestó parco el viejo.
    - ¿Insectos?
    - Sí, insectos. Es lo único que es capaz de sobrevivir en este puto infierno. ¿Qué pasa? ¿Echas de menos un sabroso chuletón de homínido? – Esto último lo dijo con un tono agrio y cargado de ira.
    - No, no, es que...
    - Mira chaval, yo me largo. Si quieres seguir la charla tendrás que venir conmigo, esto no es seguro.

    Dicho esto comenzó a andar enérgicamente alejándose del granero. Luke y Jane lo observaron unos instantes dubitativos, se miraron, y sin necesidad de mediar palabra fueron tras él.
     
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