Sólo victoria (II)

Caminaremos juntos, como el fuego y el humo,
seremos ese blanco devenir de la niebla,
transparente saber de los repartidores de sonrisas.

No forzaremos nunca el pensamiento,
ese amor imposible era condicionado a la comodidad,
como el hombre se ampara en lo desconocido.

A veces duermo, y otras soy testigo de ese tipo de cosas que pasan por mi mente.
Como luces secantes, también efervescentes, quintaesencias del hueso y la carne que es seso.
Con todo nuestro cuerpo pensamos de qué forma aliviar el desgaste,
cuando llegamos, pérfidos, al estímulo absurdo,
a la conclusión nimia del demonio que habita nuestros actos,
nuestras inhibiciones, nuestros comportamientos y conductas,
cuando nos manejamos en ese doble filo que da juego.

Un juego sin palabra y sin honor.
Firmemente afirmamos, pensamos que sabemos, sabemos que pensamos.
Y esta, nuestra belleza, la que nos imagina, y en nosotros se inspira,
tiembla entre dos instantes.
Son la vida y la muerte.

Como la hoja bañada por el rocío amargo
que le traen al alba todas sus concesiones.

Nos dejan las migajas, esas ripias ideas, ese batiburrillo, ese galimatías,
y al terminar el día abrazamos la almohada, solos o en compañía.

Lo cierto es que revuela esa maldita duda, que es una y es el todo,
este rompecabezas que se arma y se desarma.

Luego tratan el ego, el orgullo, el despecho,
como formas innatas y reactivas.

Nos confunden de plano.
Nos confunden de pleno.

He creído ser Dios.
Ese concepto ahora es tan solo el pasado,
corriente, advenedizo,
que encendió mis alarmas.

Pero les garantizo que la verdad se esconde solo cuando pensamos.
¿Es dejarse llevar por las adversidades un concepto ideal?

Miro a mi alrededor, y no noto un soplido en una oreja.
Eso es dios para mí, un pastor sin ovejas.

Y para aprovechar la coyuntura, predicadores sueltos,
como un tren descarrila cientos de pasajeros.

La conciencia inmoral es la fe en apariencia.
Yo no pienso al revés de nadie que me entienda.

Solo busco aliados, orden en el criterio.
Y el griterío adúltero de la realidad tangible y cristalina,
como una madre alumbra tras haber roto aguas.

Cada vez las palomas nos tienen menos miedo,
cada vez los humanos somos de mejor ver.

No nos queda otra opción.
Pero aún no nos damos con un canto en los dientes.
Somos sueños acaso de lo que hemos de ser o de vivir.

Organismos que asientan su mirada en las nubes,
su morada en la Tierra.

Cuando nos inquietamos, vamos a la mandíbula
de un derechazo.
O de algún que otro código que nos han implantado.

Son conductas, tan solo, pensaremos.
Son conductas, las cuales nos definen.
Comportamientos suaves o atrevidos.
Cohibidos.
Dicharacheros.

Y claro, los poetas definen o le dan forma a sus apetencias.
Lo que quieren escriben.

Bajo la eterna duda de lo feo, esa bestia sin lengua,
amenazante y cíclica que ensombrece a la pluma.

Tintas de medio pelo que sienten lo que escriben,
y aquí se entra en conflicto, sentimientos aparte.

Esperan de la crítica tal vez un Aleluya.
Sólo está reservado a los dioses, me temo.

Ellos nos predestinan con sublime apariencia,
nos distancian del tacto hasta cuando tocamos.

Y se llevan la gloria de la tinta.
Escribimos con sangre cada vez más distinta.

Pero lo que no saben de la duda invisible
es que es sólo un revuelo.
Un milagro latente en las alcantarillas y en los invernaderos.

El trabajo del hombre es jugar a ser dios.
El trabajo de dios es grabárselo a fuego.

Y las reminiscencias sin ansias de poder
son las más poderosas.

Aquel beso infinito que refleja ese banco
del parque.
O la huella indeleble del delirio.

Hoy todo tiene cura.
Porque el hombre sin dios jamás avanza en círculos.
Ni el infierno está hecho para los inconscientes.

Si no hemos descubierto la materia,
¿por qué escribir un libro de memoria?

Nos quedan tantas cosas por hacer...
Que el sol sólo dilata una partícula mínima
de la luz fosforita que cambia el discurrir de las neuronas

muertas

en esta noche impávida que es el universo.



Solo sentir furor, rabia, redobles de tambores
de guerra innecesaria.

¿Para qué competir con los conceptos?
Las aves seguirán volando por encima.
Más arriba, las nubes.
La polución domina.
Y la extrapolación de la palabra, la tergiversación de la escritura.

No combatimos contra nosotros mismos, combatimos al humo que tapa nuestro fuego.
Si el tiempo es tan fugaz e inalterable, los espejos, epítetos y fieles,
¡el reflejo es el hombre!

¿Quién entonces deambula por pasillos de ácido?
¿La cuarta dimensión?

Tan prestos o reacios a cargar nuestra culpa,
la culpa ni siquiera sabe qué coño es dios.
La culpa, pues, irá siempre por libre.

Se acumula la nieve en cualquier parte, pero los copos caen hacia abajo,
¿Hasta dónde se alarga la ciencia de la atmósfera?

Poemas -microclimas-, lo que el hombre precisa
para no darle tregua a su respuesta.
No se trata por ello de una máscara,
así como los cáñamos son macizos por fuera, el hombre que se colma ya jamás se vacía.

Sea porque está en paz, o en la calma aparente,
descubrirá que al fin escribir es un bálsamo.

Y no habrá amor alguno que le robe sus lágrimas,
tan solo la memoria y la nostalgia,
melancolía abrupta, inalcanzable gruta para los verborreicos, y para los promiscuos.

Algo habrá que decir ante tal despropósito.
¿Propósito de enmienda?
El amor es un cúmulo de circunstancias rítmicas
-cuando faltan palabras, también sobran palabras-.

Mi visión sobre ello, la que todos sabemos:
No hay amor invencible, ni que dure sin ansias.

Es esta sensación de ansiedad que podemos sentir,
la que en verdad nos hace aterrizar.
Ya sea en forma de pájaro, de colilla, de mierda.

Al final lo que importa, la catalogación de lo que nos rodea
será tan categórica que nos sorprenderá no haber descrito antes las pulsaciones sísmicas que marcan nuestra vida.

Y ya la marcarán, porque quien puso el tiempo en una esfera
quizá inventó la espera, pero no la paciencia.

Y tiemblan los cimientos de la carne ante este nubarrón circunstancial.
Hay quien limpia el pecado original,
y quien es objetivo de múltiples recuerdos.

Dios nació de la mente.
El único increado.
Yo no me creo nada que no pase ante mí, me mire y averigüe si mi mirada es cierta,
sin decirme siquiera que la tengo vacía.
Y que se llena solo con miradas vacías.

La aclamación del vientre de una madre,
O también un buzón de sugerencias.
Son dos polos opuestos que sólo se repelen.

Cada hombre con su cuento, a sangre y a cuchillo, o de cuclillas.
Depende de la voz poética.
O de la voz, a secas.

Quienes creen que escribir es esconderse y llorar y llorar y lamentarse,
no enfrentarse a la vida, sólo pasar de largo, o como una maleta...
No saben lo que guardo.

Son ansias de victoria, no de víctimas.
Templanza tan ecuánime al filo de este folio...
Que como si del limbo se tratase.

Yo defiendo lo mio.
Mis hombres, mis poetas y el canto que mi parecer suscita.
Lo demás no interesa, pero viene a su tiempo.

La soledad que acucia la curo con estrofas.
Soy más simple, accesible, solo de esta manera.

Si echo la vista atrás a mis inicios,
cuando los desamores me abogaban,
mis ojos se humedecen.

Ahora la humedad me penetra hasta el tuétano.
Estamos en invierno.
No es esto un simple giro en mi poesía.
Es la ley y la trampa para quien desconecta de la realidad, matando a dios.

Es entonces que hallo mi verdadero fuego.
Mi destino no era suicidarme, era invertir el mundo de las "almas caídas".
No es extraño el rechazo ante las novedades.
Sólo la seducción de una mujer puede tergiversar el miembro masculino.
El cerebro es un órgano que organiza de a poco.

Y granito a granito construye su castillo.
Hay incluso misóginos aferrados al verso.

Punto medio:
Asumir la propia inteligencia, compartirla,
antes de que Internet nos controle.

Si el planeta no estalla es por miedo a la muerte.
Son ideas casposas o nociones proféticas.
Todo lo que escribí se ha cumplido al revés.

Era yo más extraño que un hombre sin bandera.
El objetivo marca el rumbo de lo inhóspito.
El carácter.
La pureza.

Pero también distingue el bien del mal,
el bueno y el maldito, el mito del castigo.

Hay quien se exprime tanto que no admite una puta condolencia.

No obtener lo anhelado es estar atrapado
en la ilusión del tiempo.

Sólo ahí existe el tiempo.
¿Qué esperan de un puñado de agujas sin pajar?
Sólo nos encontramos en ese mismo sitio tan cercano al contacto.
Y no cuesta un centavo, y cuesta tanto...
Y hay incluso también quienes lo pagan caro.

Yo soy de los ningunos.
Porque admito que un hombre sin aplausos
no comerá jamás de lo que hace.

Y así como la lluvia es transparente, puede verse.
Y así como el humano resignado, sabe que es como muchos.

La horma de mi zapato, la forma de mis trazos,
la planta de mi pie no es cenicienta.

Quizá sea lo único, esta puta poesía, que seduce, desnuda, sin tocar.

Y si hay hombre que luche contra el inconformismo,
que se suba hasta dios para luego caer sin despeinarse.

Vérselas, deseárselas.
¿Coqueteos?

"Hoy penetro la mente a través de la crisis.
Luego dios aparece, pero vivo jodiéndole.
¿Qué coño iba a hacer yo cara a cara con él, sino inventar al hombre y traspasarle?"

La clara luz del día o la de las farolas,
el vestigio fluctuante o la tormenta blanca,
catástrofes al uso, e incluso artificiales.

Las argucias del hombre son tan ilimitadas
que obtener la verdad resulta despreciable.
Con esto me refiero a los medios y al fin de todos nuestros actos.

Necesitamos algo que nos haga dormir entre algo.

También necesitamos la locura del viento.
Incomprensible aún para los camposantos.
Y si el alma descansa entre los huesos, en la caja de pino, bienvenida será.
Su hambre será saciada.

¿No es acaso lo mismo que la nada que alimenta el filósofo?

Donde no existen ojos ni ruidos, ni tacto ni testigos.
Tan sólo oscuridad.

Eso es el hombre en vida,
él tira y tira y tira de la cuerda hasta romperse el brazo.
Su mirada no alcanza a ver el otro cabo.

 

Otro nuevo poema, para conquistar a las damas de este Foro de Internet.
Te salen como rosquillas.
Más de una caerá a tus pies.
Por algo dices que más vale pensar, que hacer.
Ya que hacer algo por los demás, te da mucha fatiga.
De eso, que se encarguen el Mercadona, el Carrefour y el Corte Inglés.
Que para eso son grandes y majestuosos.
Pero claro, ¿ Quién se iba a casar con el Mercadona ? Pudiendo escoger a Ricardo...
El Corte Inglés es tan abstracto, que no nos entra en la cabeza.
Y el Carrefour es como Europa: El viejo Continente.
Cada cuál, que aprenda su juego. Y no obstante, ser es hacer, según Sócrates.
O sea que también podrías hacer algo, por ti mismo. Por tu propio bienestar.
¿ Te gusta lo que has escrito ? ¿ Por qué carece de honor ?
Por un demonio que al parecer, pulula por entre las líneas que expones.
Un demonio tentador, que hace que las damas quieran unirse a ti, en tus complicadas y extenuantes sandeces.
Pero claro, ¿ Quién soy yo, para tildarte de anormal ?
Y además, ¿ Quién eres tú, para escribir un poema tan largo ?
Supongamos que en este poema, estás denunciando el comportamiento ruin y miserable, de otros muchos pensadores, que no hacen nada por su propio bienestar, ni por el de los desfavorecidos ( que hay muchos, en el mundo ). En ese caso, sí, aplaudo la idea. Pero no el hecho de que te resignes a formar parte de esa trama, o de ese hatajo de gamberros.

 

Mi única intención es arrojar luz.
Te tomas eso a mal?
Me jode lo que los conceptos ideales han hecho con el hombre.
Sobretodo el de dios.
Si eso lo tomas como una intención oscura, tienes un problema de enfoque.
Y si me aplaudes Bienvenido seas.
Siempre quise tu aprobación por lo que hago.
Porque eres importante para mí y sobretodo para este foro.
Espero tu respuesta.

 

Entonces, intentas arrojar luz, pero admites que te has resignado.
Te has rendido.
Te has dado por vencido.
No siempre puedes ganar.
Pero una vez, al año, no hace daño.

 

Todo lo contrario.
Pienso alcanzar mi objetivo en la tercera entrega.
Aunque ahora que lo pienso ya lo he alcanzado.

 

Hablas de los misóginos que están aferrados al verso.
Bueno, el Ego se aferra al poder, pues vive en el Temor.
Entonces, ¿ Por qué controlar, gobernar y dominar a la mujer ?
Puede ser, en principio, para gozar de la vida. Como quien gobierna una ínsula, en el archipiélago canario.
No obstante, ¿ Qué piensa la susodicha ? ¿ Cómo se siente ?
¿ Qué le sucede al Granada, si desciende a segunda división ?
Pues que seguramente lo merezca. De ahí que el hombre no las tiene todas, consigo.
Y por ello, humildemente, dejará de ser tan soberano.
Aceptando de vez en cuándo, la derrota. Y así, es menos espantoso para el hombre, atender a las mujeres.
Le dará menos vértigo que antes. Porque entenderá su punto de vista.
¿ Cómo se siente ella ? Ser mujer es un desafío.
Es como llevar un piano, entre cinco hombres, desde el sótano, hasta el salón.
Que si lo hacen otros, dice uno: ¡ Bueno va !
Pero si ya cuentan con él, se percatará de que un piano pesa mucho.

 

No me considero soberano en absoluto.
Mi intención no es dominar a nadie!
¿Qué sentido tendría eso?
Para ello ya está el gobierno y los conceptos preestablecidos.
¿No quieres que Dios te guíe?
No pasa nada, Yo estoy al final del camino.