Somos enfermedad

Materia fecal la vida es,
así como la sociedad se alimenta de ella,

así como el sistema la promueve,
todo se reduce, siempre, a tirar la cadena,

y nosotros somos las moscas,
somos la insignificancia pidiendo ayuda,

y muchos aún no saben,
que en verdad la necesitan,

somos la peor agonía de dios,
la mejor de sus enfermedades,

porque arrasamos con el planeta entero,
porque no hay suelo que aguante nuestra sangre,

enfrentamos a la adversidad,
con una altanería despreciable,

somos senderos destruidos,
y arrepentimiento compartido,

aún así, nunca la culpa es del observador,
por más que la humanidad, roída arda,

somos creencia azarosa,
en un juego que unos pocos inventaron,

la esperanza ya no es bandera,
la esperanza es ilusión,

de desear siempre la calma,
entre vidas que se desarman junto al tiempo,

cuando ya nadie pueda contar,
nadie respirará, porque el futuro ya no bombeará oxígeno,

cuando las costas sean cielo,
cuando las penumbras sean firmamento,

y las profundidades,
no precisen alturas para entenderse sombrías,

cuando todo lo gobierne el caos,
entre un silencio que desea desvivir toda existencia,

comprenderemos a lo que nos lleva la inteligencia,
poder y racionalidad contra natura,

naturaleza que de cualquier manera parecerá,

porque somos tan artificiales como nuestras creaciones,
porque nuestra involución alimenta toda nuestra inhumanidad.

 

Ciertamente la humanidad somos una plaga extraordinariamente dañina para nuestro entorno y para nosotros mismos, solo una evolución social y geopolítica inteligentes podrán evitar en el futuro nuestra extinción (o que nuestro mundo se convierta en el escenario de una peli de Sci-Fi distópica). Interesantes versos, poeta. Saludos.

 

Me recuerda los videojuegos de escenarios apocalípticos.

Es fácil de subir de niveles cuando se entiende la mecánica de cada escenario.
Ser aventurero solitario cuando la amenaza se puede individualizar.
Ser comunidad cuando el enfrentamiento es de desgaste.

Lo mismo se aplica en la vida real, cuando se aprende a sumar las diferencias.

 

Este poema es una denuncia cruda y visceral contra la condición humana moderna, atrapada en una espiral de destrucción, arrogancia y desconexión con la naturaleza. El yo poético ve a la humanidad como una enfermedad autoinfligida, un experimento fallido que se consume en su propia soberbia y en sistemas artificiales que simulan orden mientras siembran caos. La esperanza ha sido degradada a una ilusión vacía, y el porvenir se presenta como un abismo sin oxígeno ni redención. En este retrato apocalíptico, la inteligencia y el poder humanos son vistos no como logros, sino como las armas que cavaron la fosa de nuestra propia deshumanización. Es un grito de advertencia, pero también un lamento por lo que fuimos y ya no somos.

Saludos cordiales

 

Es natural sentirse horrorizado ante la furia destructora e inhumana.
Pero cuando solo se conocen palabras sin palpar los hechos, estamos sobredimensionando.
Hay quienes conocen esas reacciones y pueden usarlas para manipular fidelidades, o incluso redirigir la atención mientran delinquen en medio del descuido.
¿Qué es lo real?
¿Qué es lo correcto?

Cuando los cantos de graznidos se multiplican por encima del número de cuervos... suelo desconfiar del canto.

Saludos.

 

Me ha parecido un excelente análisis del contenido del poema. Saludos, Rosa.