Soneto fragmentado

En vastas tierras donde el viento es dueña
se extiende el alma, un campo sin sendero.
Galopan pensamientos prisioneros,
mas su mirada al horizonte sueña.
Silencio eterno, vastedad risueña,
la conciencia camina, fiel lucero,
soplando en ecos un canto sincero
que rompe sombras y su luz despeña.
El paso lento, firme en su latido,
traza caminos donde no hay frontera.
El pensamiento, errante en su castigo,
deambula en ansias, brama en su carrera.
Y entre las lunas del universo sigo,
la duma observa y en su esencia espera.