Soneto IV

Dentro, en mi ánimo se confabula
un incipiente recorrido astral
de magnánima belleza, y del tal,
palpitante en mi atrio su amor copula.

Su influjo es superior al de la Luna,
y su estalle el de todos los pulsares.
Recónditos esparcen sus lunares
el misterio escandido entre sus dunas.

¡Átame vil a tus perpetuos lazos,
que observan pasivos cada expansión
que constriñe fuerte tiempos y brazos,

que riega vida con cada explosión!
Eternamente elévame en tus pasos:
¡Átame vil en postrera visión!​