Soneto V

Me siento lúcido en claridad de nube soleada,
y me siento quebrado en mis pedestales de almohada,
te aluciné volando y soñé que me rechazabas,
desentonaba tu piel la voz que nunca saciaba.

El ángel a caído en susurro lento de estocada,
ya no me esperabas amarrado en sueño ni en parada,
y mi alma cae en alma perfecta en luz que brillaba,
y el abismo estrellado de estrellas te despreciaba.

Vuelve a tu alma y calma el dolor de mi sangre ensangrentada,
déjame que te sane y vuelva en voz tu flor azulada,
y que la vida caiga a tu alma en canción desesperada.

Cabisbajo flotas en el aire con la amortajada,
y nunca de han de acarrear en montura apaciguada,
porque en tu viva muerte la verdad sufre destrozada.
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