Sucedio.

Sucedió una tarde luminosa, una bella tarde
de un enero adolescente; y fue al mirarla,
y fue a través de sus pupilas cuando, por vez primera,
pude contemplar el mundo en todo su esplendor.

Pero fue después, cuando nos pertenecíamos,
después de untarme todo en la fragancia de su piel,
después que su cálido aliento sintiera en mi boca,
claudicara el alba y renunciáramos al silencio.

Fue después, cuando en un susurro más parecido
a un lamento, ella, toda enamorada me preguntó:
¿qué seríamos mañana si de pronto se nos negara
esta aurora?

En un alarde de madurez y tristeza mal contenida, le dije:
puede que nada, tal vez nunca más este amanecer,
porque, al igual que las aguas corren río abajo en busca
de un remanso y acaban en plenitud dadas al mar,
la vida esconde, tras el misterio de algún meandro,
abismos insondables donde suelen naufragar las ilusiones.

Mas el tiempo que sabe de estas cosas,
al río en su fluir, colmó generoso;
hoy vierte lenta y apacible inmensidad,
y de su mansedumbre aflora su palabra abolida,
su imagen serena, distante; y aunque diluida,
su promesa envuelta en brumas se agita y rescata,
de las aguas que ayer discurrieron con destino a otros cauces,
sentimientos ya dormidos y la insolvente humedad tibia de sus besos,
que en la brevedad de su boca, fueron pocos o menos que nada.

 

Riqueza de palabras. Mis felicitaciones. Un abrazo y estrellas!