Sucumbiendo de pena

Envuelto en la niebla
Muriendo de frío
Perdiendo el sentido,

No cesa la lluvia
Y me apuñala la espalda,
Quiebra mis huesos…
Se marcha con mi esperanza.


Corre tras el ocaso
Con mi conejo blanco
Desparramando su sangre
Manchando mi calle

Se lleva la vida…

Aquella que ha muerto de pena
Dejó solo un muñeco
De hueso y pellejo
Que se retuerce en la acera
Sucumbiendo de pena.

 

A veces pasa... Nos quedamos solo con esos muñecos que en vez de ayudarnos, nos apoyan en nuestro dolor. Me gusta las imágenes que mostraste y como narraste la historia... Lo único fueron dos detalles en la acentuación y los puntos suspensivos (...) que utilizaste mal pues pusiste más de 3 lo cual es un error. Sin embargo, me gustó y me tomé el atrevimiento de corregirte esos detalles directamente en tus versos.

Te dejo estrellas.
Un placer.

 

Al final cuando caminas por las calles de nuestra jungla, sólo vemos eso, muñecos vacios y cuando no, sentimos como su espiritu esta muriendo.

Gracias por tu poema. Doryan