Sudamérica futura...

... será -todo lo indica- predominantemente Progresista (Izquierda), con dos híbridos: Paraguay y Venezuela. Los países restantes contienen una inmensa mayoría (valga la redundancia) de ciudadanos identificados con la Izquierda Progresista, esté o no gobernando.
Sostener en el tiempo esta lideranza es el gran desafío reiteradamente postergado. Es necesario actuar más allá de la ideología, actuar con la convicción de que el Bienestar General es el derrotero, y que en función del logro, "ciertos preceptos son mandamientos" a observar :
- Combatir con rigor la corrupción y la burocracia.
- Movilización permanente. "No dormirse en los laureles".
- Contener a todos; sin odios ni rencores.
- Conciliar Trabajo y Capital. Ambos son imprescindibles y deben complementarse.
- Promover la Igualdad a través de la Distribución Equitativa y Solidaria (según el grado de vulnerabilidad) de la Riqueza.

Es hora de que la Izquierda sea EFICIENTE, pues de su falta se nutre y subsiste la Derecha Neoliberal.

 

Yo añadiría otro punto: librarse a toda costa de la injerencia de potencias foráneas en los asuntos referentes a la independencia nacional (y económica, por supuesto) de Latino América, y... ¿ a quién preferimos, a Lula o a Bolsonaro?, creo que para responder a esto no hace falta pensar mucho.

Un abrazo y bravo por tu contundente texto.

Alberto.

 

¿Izquierda?
¿Progresismo?
¿Izquierda progresista?

¿De cuál izquierda hablamos?
La liberal burgués del siglo 18.
La marxista del siglo 19.
La socialdemócrata del siglo 20.
La dictatorial totalitaria del siglo 21.
Es que no existe un concepto definitivo de izquierda, sino una adaptación a conveniencia de cada tiempo.

Otro tanto ocurre con el progresismo por ser una etiqueta que se quita y pone a la izquierda.

Lo bueno del lenguaje es que nos permite comunicar y entendernos.
Lo malo es que los diccionarios cambian con el uso y los significados pierden sentido fuera de su contexto de tiempo y lugar.

No en balde existen tantos significados para la izquierda.

Así que dejemos las palabras, que pueden desdoblarse y veamos los hechos.

¿Ha sufrido transformaciones la derecha?
¿Cuáles han sido?
Y sobre todo.
¿Cuánto de ello es propaganda contraria?

Las mismas preguntas se las pueden plantear a la izquierda.

Al final, si todavía mantienen la cordura, tal vez descubran que los sistemas son nada sin personas.

¿Serán culpables los sistemas?

Es tán fácil culpar a la sociedad por los pecados personales.