Sueños que se van volviendo.

El amanecer repartido en el aire,
cielo dorando,
canto de aves
porteros limpiando veredas.

La ciudad desterró al rocío,
pero todavía algún pájaro queda...
Yo te beso el corazón entre las ramas,
y me voy volando al trabajo.

Planté trigo y lo ganó el yuyo.
Planté menta, y brotó una hierba amarga.
Busco sentirte desde entonces,
bajo ropas leves y no tanto.
Entre emporios que se tambalean.
Sembrarme allí,
porque tu vientre
ha de ser lo más seguro de la tierra.