súplicas silenciosas

Quien escuchase mis ruegos,
Que sepa Dios que, a Él acudí.
Para alumbrar la senda con fuego
Adonde no estuvo, y me perdí…

Quien contara los días que lloré,
Que sepa el mundo, yo amé de verdad.
Nunca quise ni a nadie idolatré,
Y ahora solo suplico piedad…

Quien dijera que, no hubo amor,
Que sepa que si se equivoca.
Pues como yo te he querido,
Ni un “Te amé”, escuché de tu boca…

 

Me encanta tu poema, de ruegos silenciosos, pero el amor no sabe nada de ruegos, ni de milagros, él va a lo suyo, y flecha o no flecha a las dos personas. Si hubo lágrimas, es porque había mucho amor, siéntete orgulloso de eso.
Besos.