Tampoco esperes luz en tu mirada.

Los peores predican aquello por todos sabido,
y asumen como aquellos favulosos dioses,
perdonando sumisos esclavos,
o paredes que ocultan sus eternos pecados,
pecados emparedados.
Sometiendo al sumiso confeso
e inocente rebaño.
Mis manos prestas de dictado
advierten...
y para distinguir el bien
pondrán al mal a su lado
para confundir al dedil
mostrarán loco insensato,
ese sin valores
tampoco sus errores sabrá juzgarlos.
Caminando fácil sendero
pretendes alcanzar lo eterno
no te engañes, no te mientas...
pero temete mas que a nada,
solo tu juicio guiará tu Alma.
Soñé con claridad...
Y no temas, mi sueño no confunde realidad.​

 

Obra excelente, gran poema, admirable, valioso trabajo soberbio.