TARDE, DEMASIADO TARDE(Confesiones de un Condenado)

¡Perdóname por Dios! Lindo Angelito.
¡Perdóname mi bien! Por ser cobarde,
dejé el miedo vencer, grité quedito
y un día sin pensar ya era muy tarde.

Callé porque sin tí, todo distinto
sería y la verdad al mundo oculta
daría nueva luz al bajo instinto
febril, que a la razón tras de él sepulta.

Creció tu indemnidad y mi temor,
surgió perverso plan para clavar
la cruz de destrucción y de dolor.

¡Fallé! No pude ser el protector
de tí, mi propio ser, dejé apagar
la luz de un querubín que no nació. . .

(Enero 20 y 21 de 2012)