Tardes de cuchillo en el corazón

Memoria artificial de celosías
Al cielo de la luz de sus euforias

Memorias de patos, de pastos salvajes, de partes de tiro...

Cuerda y ecuación de ahogar a la culpa

como ser de arte y partir placer
y con la ganancia se anuncia su especie,
trata del valor que humana es aparte pasaporte al alma.
Calma celestial de todas las muertes

Espera un collar se lleva el hachazo

La mitad del plazo para cortarte el cuello

Hechizo y recado del pacto embustero

Trapero y medida que tira en acero

Esperaba un tiro en el corazón, era el anfitrión a su propia muerte, que fuerte de Poe,

Tilín, talán, alquitrán humano de transformación

De adición de almas, del fuego de carnes, que de sobra hecha

Hizo pan un día para hacerlo a dios
y en toda la cumbre, los muertos de hambre

Caramelo día, cara al vía me la se la de consuelo

Por partes del suelo para dotar sus sueños

Sus puños oscuros de golpes sin dueño como perdigones

Cañón de la paz que ha volado el mundo

A tres pies del alma
Con trauma de suelo
En tierra de carne
La carne se entierra

La solicitud de ser una estancia

Era como casa, la misma pared, de pasillo al alma

Karma y maldición de zonas de alarma

La falta de humo le pudo morir de asumir su falta


Tardes de cuchillo en tu corazón

Atención e impacto como una explosión

Corazón de ruidos, el sitio de latir como motor

Atención se ha roto, ay pobre cacharro

 

Tilín, talan, tiriti, tran, tran, tran.

En Cádiz hubo un gitano
que perseguía palomas,
las camelaba con bromas
sin tocarlas con la mano.

¡Ole, las alegrías!

Buenos versos, James (así se llamaba un querido amigo poeta y pintor que perdía la cabeza con la bebida; era alcohólico), ojo con tanta rima; hachazo, pacto, plazo, embustero, trapero, acero... corazón, atención, explosión, motor.

Personalmente no me va la rima excesiva en el surrealismo, ya te digo; es una opinión propia.

Con todo buenos versos.

Abrazos y feliz Navina.

 

Gracias por tu comentario Alberto, feliz año, me encantó

Tilín, talan, tiriti, tran, tran, tran.

En Cádiz hubo un gitano
que perseguía palomas,
las camelaba con bromas
sin tocarlas con la mano.

¡Ole, las alegrías!