Te dedico

Nada me separa
y sin embargo,
tus abrazos están ausentes.
Tu sonrisa derramada
cuando mi voz entrecortada
te llamaba,
permanece conmigo;
perenne y tan dulce como siempre.
Tus manos en mi pelo
que rebelde protestaba,
siguen siendo cálidas,
y aún me regocijo.
El júbilo por tu cara,
aún lo tengo;
lo cultivo cada día
para que esté contigo;
para que en un suspiro te acompañe
en el camino
que sientes así de solitario.
¡Ay papá!
¡Yo también te extraño!
Partí para colorear rosas
en este otro paraíso,
y todas las recorto
para el altar
de tu corazón partido.
Se que te duele,
se que lloras fuego tibio
y que aún te queda mucho
en ese pecho
donde mi cabeza descansaba.
¡Se fuerte!
¡Se valiente!
El tiempo esclaviza
con recuerdos
que a veces no quieres;
pero la mirada de mis ojos
en tu mente
poco a poco acabará
con el yugo de querer
tan solo unos minutos más.
¿Pero sabes qué?
¡Sueña conmigo papá!
Sueña...
Ven y acompáñame
aunque sea un ratito.
¡Aquí estaré!
En alguno de estos mundos
que en tus letras
dibujas para mi.
Bañada de la luna
te espero cada noche
para jugar,
para cantar,
para que tus lágrimas
sean sonrisas,
para que me puedas abrazar.
Hasta que un día...
ya no puedas despertar.
Y ese día papá,
te diré...
¡Volvamos a empezar!

 

Bello y conmovedor poema en el que la distancia toma protagonismo pero no puede callar los sentimientos que brotan a flor de piel en tus bellos versos amigo Alejandro. Un abrazo. Paco.

 

Así me dice alguien todos los días y yo reniego, grato leerte

 

Muchas gracias por sus comentarios. Fue muy difícil escribir esos versos... literalmente, mi angelito tuvo que poner las palabras en la pluma