Te entregué mi alma en una rosa

Una vez me enamoré de una rosa,
la compré, y como ese día caía lluvia, nos mojamos juntas.
Cuando llegué a mi casa la cubrí de lágrimas.
Me espiné un dedo y le cayeron gotas de sangre.
Besé uno de sus pétalos,
y en ese beso mi alma se escapó para ser la rosa.

Sabía que esa rosa no me pertenecía,
Con todos mis sentimientos oscuros
que se desbordaban en mis ojos, fui a dártela.

La miraste un momento y la dejaste ahí,
¿Por qué no entendiste que era mi alma? Era más que obvio.
Me quedé a tu lado tratando de ocultar las lágrimas, y asi fue,
pero oculté las lágrimas con enojo y me fui.

Estaba en mi casa, me sentia tonta porque por fin deje que mi alma
fuera tuya y tú la tiraste,
Te llamé por teléfono,
te expliqué que mi alma era la rosa,
Dijiste que no sabias donde la habias tirado después de que me fui.

Fui de nuevo a tu casa porque te dije que me devolvieras la rosa
Y asi cuando la tuve en mis manos lloramos de nuevo juntas y la guardé en mi diario, para que nunca más nadie la dañe.

Mi alma, lugar donde estan todas la cosas que no se pueden expresar,
los grandes tormentos, los grandes pecados,
las más dolorosas lágrimas, tu oscuro amor.

Puedes hacer mi corazón pedazos pero
jamas dejaré que dañes tanto mi alma,
Porque ahí esta mi verdadero yo, lo que más aprecio,
lo que esperó que algun día entiendas, y no me tomes todo a mal.

El alma esa tela transparente, que al final es la parte más valiosa de todos,
porque es la más difícil de entender, y la más pura,
Es lo que une nuestro mundo con algo más allá,
es la parte más hermosa de todo nuestro ser pecador.
Y la mejor forma de describirla es en una delicada rosa.

 

Letras llenas de trizteza y melancolìa
el amor siempre es una rosa, pero cada rosa tiene una espina

a mi tambièn me ha pasado lo mismo

un saludo desde el campanario de la catedral gòtica en el cementerio de rosas de la ciudad de los muertos

 

y en las espinas dejo caer sus miedos ensangrentados para que se adorne la piel de aquel que se atreva a codiciar cada pétalo aun puro.
un delito no haberse creído un principito.

K