Te traigo un quejío, con lo poquito que sé.

Agüita clara, rosa de los vientos,
café bien calentito pa la cama,
albor de mis claritas y mis lunas,
dame descanso, cúrame en el alma.
¡Ay!, cúrame el alma...

La música, un jilguero en tu garganta,
que hace bailar tu pelo por flamenco
hondo, puro, me pintas las palabras,
se me vuelven azules para versos.
¡Ay!, para mis versos...

Y mátame lo bueno que aún me queda,
que yo no creo, rezo ni suplico,
¿pa qué?; si tengo en ti mi paraíso.

Que conserves de mí, cuando me muera,
algunos de mis versos en tu boca,
y así, a mí, no me llegará la hora.
¡Ay!, !ay!, nunca la hora...

 

¡Mira que tiene aje el chiquillo!
Ay, que tiene aje andalú.
Abrazos.

 

Primero mis disculpas sinceras, la demora en la respuesta está justifica, no solo por la falta de tiempo amiga, también por la falta de ganas. A veces necesitamos un tiempo a solas con nosotros mismos y este ha sido mi momento. Un abrazo y gracias por acompañarme!!

 

Isabel, solo quiero agradecerte tu calorcito, tu compañía, sabes que para mí eres una poeta de altos vuelos, por eso que me regales tus miradas, tus palabras, siempre me provoca ese cosquilleo, ese pellizco, gracias poeta!