Teatro en mis calles

Seres de valor y seres de miedo
se desenvuelven en la obra del autor obscuro,
espectáculo bipolar,
satírica burla de lo irónico,
de lo no justo, de lo no indulgente.

Como el que ama al verdugo
e idolatra al presidente,
son así el de apatía
y el total inconsciente

La muerte, lúgubre escenógrafo
tiñe de rojo el suelo
y el cielo un poco más gris,
nublado de pánico,
figuran en las calles del doliente,
en las plazas del ausente.

El actor, en su papel de dormido
de ordenes vestido,
jala el anillo,
arroja de él su ensordecedor pecado
detonador de lamentos,
ondas expansivas de penas seguidas
que amargamente cata
la piel bajo cenizas.

Atraviesan las ventanas,
ráfagas de realidad y ficción,
entrando del televisor o de afuera
¡Ho, triste confusión!

La magia fulmina al proscenio
dejando a sus marionetas,
sin cuerdas, sin vida,
recostados,
sobre el tinte del amor y la guerra
con sus chalecos y afanes aun puestos,
y bajo la cama el inocuo,
y sobre ésta las carcasas de acero.

Finalmente la nube de humo,
para agradecer la atención prestada
la permanencia involuntaria,
se levanta.

Una vez cerrado el telón
no hubo aplausos
solo miradas hundidas

y el silencio abstracto como respuesta.​

 

muy bueno el poema, felicidades. Me gusta y buen título, sigue asi