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Teatro onírico

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por emiled, 18 de Mayo de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 1134

  1. emiled

    emiled Poeta adicto al portal

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    I- Teatro onírico



    En el baldío del barrio desolado, frente a mi hogar, el agua corría. Corría, aleteando jubilosamente en burbujas de colores verdes.
    Al cerrar los ojos en medianoche, el primer sueño se descarrilo como el agua confundida de canal, mostrando a los árboles cargados de manchas.
    La primer vista del bosque me mostró al hombre negro con su capucha y el rostro retorcido como un espiral que se esfumaba con el humo de la fábrica; y a las aves graznando cerca del estanque poblado de ranas azules. El color anís del cielo, titilando púrpura, se derritió muy lejos de las fuentes, y crecieron malvas enredadas de trigo en lontananza.
    El tic- tac del reloj se detuvo por un momento, desgranándose en arena por varios minutos, y al recomenzar el conteo sonrieron los ocasos.
    (El yo inferior, postrado en el lecho, sostenía los reflectores alumbrando en el sueño al yo superior, mostrándole las vistas de la sierra).
    Tan pronto corrieron los venados, la llanura antes verde se desnudaba, impasible, hasta volverse los pastizales de color gris como el cemento.
    El teatro, preparado oníricamente, se armaba despedazándose.

    Me vi abrazado a la vida.

    En la eterna transformación de los paisajes, el bosque se volvió un ancho camino, pletórico en rocas y montañas de piedra.
    Entonces me alcé cuesta arriba del camino ondulado, hacia el prístino cielo. Ya alado, miré hacia abajo el sendero de los bosques quejumbrosos.
    El agua había cesado la marcha de burbujeantes gotas de rocío, encaminada a arremolinarse desde los ríos con destino al incesante seno del Maelmstrom. Indolente, luego caía yo en el ojo de las trombas, perdido en el rumor de las algas y los zargazos.
    Así arrastrado caí extenuado en el banco de la espuma en la orilla, y casi volviendo del sueño me atraparon en sus redes de ámbar las luciérnagas.
    La luna tejió una seda y me envolvió en su capullo; y luego de un año de gestación me transformé en mariposa, cubierto de aureolas.

    Nada más recuerdo de aquel visaje de palomas en el ancho cielo azur.
    El yo inferior apagó las luces y seguí durmiendo.

    De vez en cuando las manchas de los árboles necesitan de agua y las alimento.
    De vez en cuando veo a las palomas dirigirse hacia el sur.
    Esta noche dormiré de nuevo, y las saludaré.


    E.R.D
     
    #1

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